Periodistas

Con motivo del Día del Periodista, en esta semana  los colegas comenzaron a colorear sus Facebooks con  saludos comunitarios, o con reflexiones sobre lo genial o ingrato, o ambas cosas al mismo tiempo,  que puede llegar a ser este oficio.

Ser periodista ya no es lo que era. En la cobertura de los mineros chilenos atrapados vi gente de todo tipo, desde el ultraprofesional con su comida de astronauta, peinador y corte de asistentes, hasta un tipo que trasmitía TV en vivo munido con un palo de escoba con un blackberry de un lado y un grabador digital del otro.

La nueva tecnología abarata costos y permite a cualquier ciudadano el don de la ubicuidad.

Es  decir: todos podemos tener una audiencia si tenemos algo interesante para decir, o si estamos en el lugar indicado. En el terremoto de Chile, las principales agencias tuvieron los primeros insumos gracias a los celulares de los transeúntes  que estaban viviendo la tragedia en carne propia.

Adquiriendo algunas mínimas habilidades, con una computadora, una máquina de fotos o de video, cualquiera puede usar un blog o las redes sociales para contar una historia que está pasando en este mismo instante.

El periodismo ciudadano ya nos dio una buena lección respecto a que el mejor lugar para un periodista es el lugar de los hechos.

¡A mover el culo de la silla, muchachos!

Es tu audiencia la que pone nota a tu trabajo, sin intermediarios.

En la sociedad de la información todos somos sujetos activos de las noticias. La tecnología es más o menos la misma, la del satélite y la del palo de escoba permiten hacer TV en vivo y en directo.

Partiendo de la base que la honestidad está asegurada, lo  único que va a diferenciar a los “buenos” de los “malos”  comunicadores  es algo que ni  la tecnología ni todo el dinero del mundo podrá comprar:  la mirada curiosa y empática sobre los hechos.

Todo cambia y sin embargo nada ha cambiado mucho en el periodismo. En todo caso la tecnología van generando nuevos perfiles de trabajo, que antes eran llevados a cabo a ciegas, a puro oficio.

Por ejemplo, hace 20 años era impensable el oficio metaperiodístico de comunity manager, o sea un tipo que estudia en forma on line y en forma multidimensional los ida y vuelta con la audiencia para definir los contenidos

Hoy el principal periodista del mundo es el editor de  Wikileaks, un hombre que abomina que lo llamen periodista. Sus procesos de trabajo interpelan el trabajo periodístico tradicional, pero en rigor es un periodista que puso patas arriba al Pentágono.

Recomiendo que lean una entrevista que salió hoy en El País de Madrid.

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Cita/secreta/hombre/hace/temblar/Pentagono/elpepusocdmg/20101024elpdmgrep_1/Tes

Por lo visto, será difícil concentrar la palabra periodista en un solo día, porque hay tantos periodistas como personas interesadas en divulgar información.

Lo que nunca cambiará, supongo, es el aire sarcástico que nos habita, tan característico de nuestra profesión.

Seguiremos siendo una turba de despechados, mercenarios de nuestras propias contradicciones, empleados al servicio de gente a la que no le importamos demasiado pero que nos permite el mal negocio de estar allí  donde siempre quisimos estar.

A propósito del Día del Periodista, así con mayúsculas,  le escribí a uno de mis más desconsolados colegas : “el periodismo se parece bastante al amor:  podemos terminar en la basura, paga poco,  tarde y mal, es ingrato, dudamos  todo el tiempo sobre la verdad, pero cuando uno lo conoce no se conforma con menos”

El rescatista de Atacama

Nos vamos de Chile después de una semana de palo y palo. Anoche organizamos una cena con nuestros amigos Víctor y César, verdaderos héroes del pueblo de Caldera, una bahía incrustada en el Pacífico, rodeada de multicolores esfinges de arena.

Junto con ellos estaban Patricio, Ignacio y Cristian. Durante la crisis del rescate a los 33 mineros de San José nos llevaron de un lado a otro. Consiguieron todo lo que les íbamos pidiendo al instante y siempre terminaban sorprendiéndonos con soluciones de las más diversas procedencias.

Un cable USB por allá, unas colaciones (comidas) por acá, un enchufe prestado de un amigo, el vino que queríamos tomar, todo con una puntualidad que nosotros, fundidos por la soledad moral del enviado, jamás pudimos corresponder del todo.

A Víctor, líder de este equipo multifacético, lo conocimos de casualidad en el aeropuerto de Copiapó. Estábamos desolados porque no había autos para alquilar ni taxis ni ómnibus.

Mientras los enviados de canal 12 sacaban la Tarjeta Gold para hacer el papeleo del auto, nosotros empezamos a deprimirnos la sola idea de cubrir la noticia en taxi.

Desechamos la primera oferta, la segunda, la tercera, y poco después nos dimos cuenta que esa era toda la oportunidad que teníamos de salir de ese páramo solitario, en medio del desierto de Atacama.

Ya estábamos acomodándonos sobre las valijas para un comité de crisis, cuando apareció Víctor y sin que le dijéramos nada se acercó a nosotros con gran cancha.

Venia de Copiapó y pasó por el aeropuerto, casi de casualidad, para ver si alguien precisaba algo, como es su costumbre. De paso, optimizaba su gasto de nafta con un nuevo viaje en el mismo sentido de su hogar.

Así fue que terminó chocándose con este trío de indigentes uruguayos. ¿Para dónde van?, nos preguntó. «Para Caldera», dijimos. «Yo voy para ahí», respondió.

Caldera es una ciudad de 17.000 habitantes. Fue un puerto muy dinámico de la industria minera y para la exportación de ostiones.

En recuerdo a aquellos buenos tiempos, los ingleses le pusieron Caldera por la ardiente actividad económica de la zona.

Eso ya no es más así. Ni siquiera sobrevive el service para marineros solitarios.

Hoy es un balneario venido a menos, con una de las mejores bahías que he visto en mi vida. En su contra diré que presernta una arquitectura de posguerra, repleta de casas llamativamente bajas, casi liliputienses, hechas sin planos, a fratacho limpio.

Víctor parece un hombre feliz, satisfecho con su vida. Se radicó en Caldera hace varios años y trajo aquí a toda su familia, incluidos sus venerados padres.

Para nosotros el encuentro con él fue estratégico. El pueblo del que Víctor algún día sueña con ser alcalde  es la ciudad más cercana a la Mina San José.

Era además la ciudad administrativa de la minera San Esteban, empresa dueña de la faena cuya peripecia se puso en los ojos del mundo entero.

En Caldera se pagaban los salarios de los trabajadores de la mina. De allí eran una buena parte de los 33 atrapados a 600 metros bajo tierra.

Está a 25 minutos de auto por la carretera minera»Adrianita», entre montañas, y con el desierto florido insinuándose en colores violetas y amarillos, según la hora del día.

Al principio pensamos que Víctor era solo un transportista oportuno. A fin de cuentas era una zafra inusual para una zona particularmente deprimida desde el punto de vista económico.

Nos equivocamos. Víctor es padre de cuatro hijos, la más grande de 22 y el más chico de 8. Es la persona más cordial y ubicada que he conocido en mucho tiempo.

Cada vez que llegaba o se iba, Nano, Chucky y yo nos quedábamos preguntando cómo hacía Víctor para permanecer imperturbable ante la sucesión interminable de crisis -personales, metafísicas, hepáticas, etcétera- que supone una cobertura periodística de un tema de alto impacto.

Después supimos -hablando largo y tendido- que su simplicidad era el fruto de un largo y duro aprendizaje de vida, de una historia de apegos y desapegos, de una carrera contra sí mismo para ser un hombre virtuoso.

Víctor dice que su mayor talento en generar confianza en la gente. Y que uno tiene que trabajar todos los días en vencer las tentaciones para ser intachable.

Cualquiera de nosotros estaría dispuesto a decirlo para quedar bien, pero él lo dice con la tranquila convicción del boxeador que llega preparado a la pelea.

Con los días, sin alharacas ni demasiadas formalidades, Víctor nos fue presentando a cada uno de sus colaboradores.

Cada uno de ellos resultó tan atento y profesional como él. Charlando con ellos, fuimos armando el rompecabezas de Víctor, el jefe y el amigo.

«A Víctor lo conozco desde hace muchos años. Siempre ha sido el mismo hombre», me dijo César, sin levantar la voz, con ese chistido patinador tan chileno que el oído extranjero apenas entiende.

César llegó a Caldera desde los pagos de Víctor hace poco más de un año. A los 33 años, se casó, enviudó, se casó, se divorció y se volvió casar. Tiene 4 hijos, pero la niña menor, que es asmática, fue el principal motivo para que dejara sus queridos campos de la cuarta región para venir a trabajar con Víctor a Caldera.

En parte gracias a él hoy es encargado de seguridad de una mina de hierro en la que Víctor presta servicios de transporte.

En los ratos libres, César trabaja en el remise de su amigo y compadre.

También Patricio le acredita a Víctor algunos de sus logros personales. Trabaja en los remises, mientras presta funciones en la misma minera de hierro. Se especializa en sacar el óxido del metal extraído, una profesión que le apasiona casi tanto como estar siempre en un segundo plano, como entre paréntesis.

Patricio, criado en un campamento minero 200 kms al norte, pronto será capataz y Víctor piensa dejarlo en su lugar cuando «salga a buscar nuevos horizontes» en el breve plazo.

Nosotros mismos comprobamos que Víctor, el omnisciente, piensa en todo y en todos.

Durante las 48 horas más largas de mi vida,  la vigilia en la Mina San José previa al rescate, «el Víctor» se las arregló para que sus autos fueran un hotel dedicado a los periodistas amigos.

Él no durmió en toda la noche. Recién sintió que era su hora cuando ya todos -incluido un gigantesco periodista sueco- se habían repantigado en su vehículo.

Pero antes de hacerlo esperó a todos con jugo y repartió cepillos de dientes.

Cada una de sus visitas era un detalle nuevo para admirar: las empanadas que hacía su madre, los chilenitos dulces de su madre, un celular con chip local para hacer llamadas que se hubieran enmarañado con inescrutables telediscados.

Como despedida, el gran Víctor se despachó anoche con un asado al carbón, bien a la chilena. Pero antes de instalar la parrilla no escatimó en gastos y consiguió -vaya uno a saber cómo- dos paquetes de bife ancho uruguayo.

Antes de eso viajó a Copiapó (70 kilómetros de Caldera) a buscar mi libreta de apuntes.

Le comenté que la había perdido esa mañana en el oficio religioso de los mineros, y que una mujer del barrio Los Minerales me llamó para avisarme que la tenía en su poder. Le dije que fuera si podía, si alguien de los suyos estaba por ahí.

De noche, sin que yo supiera la gestión, apareció con la libreta sana y salva, con toda la agenda telefónica que pude hacer durante el trabajo de campo en Chile.

Llegó también con vino, pisco sour y papas a la Vizcaína hechas por su propia madre.

Él no toma y no fuma para evitar malos recuerdos familiares. La única vez que se emborrachó en su vida la experiencia fue tan desagradable que decidió no volver a probar alcohol.

Sin embargo se encargó de todos nuestros vicios, de que no faltara nada en procura de pasar un rato de distensión después de tantos días locos.

Ayer cuando se retiró discretamente del asado, con mis compañeros de viaje no tuvimos un mejor tema para hablar que el gran Víctor.

Su actitud nos pegó en el medio de la frente después de tantos días de pelearnos con el mundo y con nuestros demonios interiores.

Debe haber pocas profesiones donde los egos y las territorialidades estén tan exaltadas como en el periodismo.

En medio de una campaña particularmente compleja, lejos de casa, Víctor nos enseñó que todos los trabajos son importantes, los fáciles y los difíciles. Que el fin no justifica los medios. Que hay que creer estúpidamente en el poder oxigenante de la meritocracia. Que hacer las cosas bien no tiene sueldo posible, porque sencillamente nadie está en condiciones de pagar con dinero lo que se hace por destino personal.

«El Víctor» hizo las gestiones más delicadas y las más insignificantes con igual protocolo de excelencia, y nos invitó a nosotros a hacer lo mismo, a disfrutar lo que estábamos viviendo sin pensar en las frustraciones del momento.

Víctor cobró por su trabajo, obviamente. Pero a nosotros nos quedó claro que hizo más de lo que se podía esperar de él en los cánones del uruguayo promedio.

El asado lo organizó él como una forma de honrar el trato momentáneo que hicimos una semana atrás.

Nos explicó que le caímos bien de entrada porque enseguida recordamos su nombre y el de sus colaboradores.

«Paso semanas en las que lo único que oigo de mí es la palabra chofer», nos confesó y luego dejó entre nosotros un silencio demoledor, introspectivo, casi como el que sólo pueden sostener los amigos.

Víctor nos rescató en más de un sentido, justo a nosotros que estábamos allí por el rescate con más rating de la historia de la TV mundial.

Y lo que es más importante, como dicen sus amigos de toda la vida,y a pesar de todos las contingencias de éxito o de fracaso, Víctor Tirado siguió siendo el mismo hombre de principio a fin. El hombre que siempre pasa por los aeropuertos a ver si alguien necesita algo.

El cosmonauta minero

Esta es una carta y una foto que me envió ayer el ingeniero Fernando Orellana, primo hermano de Luis Urzúa, el jefe de los mineros atrapados en el desierto de Atacama.

Orellana integró el grupo guerrillero Mir y estuvo preso durante la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte.

Comparto el material porque me parece un testimonio muy  interesante. Hay también por ahí  alguna referencia para nosotros, los uruguayos. Orellana supo comer con Mujica en su chacra del oeste montevideano.


 

Orellana y su primo Luis Urzúa.

 

 

>

«Lo primero que puedo comentar sobre Luis Alberto Urzúa es que se encuentra en perfectas condiciones fìsicas aunque muy cansado…….tiene perfectamente claro que es y será sometido a una presión inaudita para un trabajador sin más ambiciones que realizar bien su laburo.

Se han escrito muchas imprecisiones acerca de Luis y esto se debe a que su familia directa (esposa e hijos) no han querido decir nada, esto genera naturalmente ansias de parte de la prensa por excrutar a este personaje que ya es parte de la historia de los mineros.Sin embargo hay que confiar en la historia que debe responder por este instante en nuestro paìs, condiciones laborales, compromisos, acciones polìticas las planificadas y las que surgieron por distintas razones.

Cuando en este país no queden minerales que explotar por parte de las grandes compañías, los mineros haràn memoria de estos hombres y su figura se transformará con el tiempo.

Para nosoros sus primos, madre, tìas y hermanos recuperamos a un ser muy querido por todos. Un verdadero hombre de minas y con un carisma muy especial que a no dudarlo cautivará a las personas en distintas partes del mundo. a TODOS NOS GUSTARIA TENER UN JEFE COMO LUIS URZUA. Por mi parte, regreso tranquilo a mi casa, saludando al pueblo Uruguayo, y un saludo especial a Julio Martinez y el Pepe Mujica.

Una posdata gigante

El detalle de la remera de Urzúa habla por sí mismo del arsenal de  marketing que puso el gobierno en el episodio de Copiapó. La organización  no evitó ningún detalle, y prueba de ello fue la escandalosa precisión de la trasmisión en vivo por TV para mil millones de personas.

El «jefe» lleva su uniforme de rescatado, con impecable insignia  del lado derecho con el 33 inscripto dentro de la estrella.

Más allá del jus do it oficialista en el que se vio metido, Luis era capataz en la mina y durante el cautiverio hizo el plano que ayudó a los rescatistas a establecer la estrategia final.

No es casualidad que Urzúa haya sido el último en salir de la mina. Los psicológos lo determinaron así por su fortaleza anímica. Su integridad sostuvo las tensiones de los tres grupos que se formaron bajo tierra.

Cuando la sonda encontró a los mineros llevaban 72 horas sin comer, y las reservas de todo tipo se estaban acabando. Sólo faltaba que empezaran a morir uno por uno

«Sin él, las cosas hubieran sido diferentes», admitió Jean Romagnoli, el médico deportólogo que integró el grupo de especialistas que los preparó para el rescate.

Urzúa es topógrafo, nacido en Vallenar, el mismo pueblo donde nació un personaje del otro extremo de la cadena minera, el multimillonario Leonardo Farkas, un multiabonado el jet set chileno.

Allí son Luis recibirá las primeras condecoraciones, pero además será homenajeado públicamente el 28 de este mes por el presidente Sebastián Piñera.

Con la mina San José cerrada, Urzúa tiene ya varias propuestas de empleo: desde trabajar como topógrafo (su verdadera profesión) hasta dar charlas motivacionales por el mundo. Otro colega en esta nueva profesión es el ex futbolista Franklin Lobos.

Para Luis todo es paradójico en este viaje desde el centro de la tierra a la cima multimedia.

Una desgracia mayor, casi universal por estos días, pone a Luis Urzúa en el peligro de ser alguien diferente, después de haber sido uno más de los centenares de miles de chilenos que trabajan en las minas de cobre desde los 12 años.

Para Urzúa la historia recién empieza, ahora a los 54 años.

Enhorabuena. Para millones de chilenos el veterano capataz podría convertirse en el Obdulio Varela de este Maracaná de la infamia.


El destino de los mineros de Copiapó

 

Son las 22 horas del 13 de octubre en la Mina San José.

La tensión crece, especialmente para las familias de los primeros mineros que serán rescatados.

Ya abandonaron las guitarreadas y los choripanes. La emoción es tan intensa que las carpas son una última frontera de intimidad, tan delgada como el hule que los recubre de la ansiedad de los periodistas.

El minero Dario Segovia, de 48 años, era perforador en la mina.

Su hermano Alberto afirma que él no volverá a la mina si sale con vida del rescate. Comprará un camión con los 10.000 dólares que le regaló el millonario minero Farkas.

Otros como Víctor Zamora tienen un destino más inesperado a su regreso a la superficie.

Varias editoriales internacionales le han ofrecido a su hermano menor, Pedro, como si fuera su representante, muchos miles de dólares por el libro que prometió escribir, una nueva forma de rescate de lo intangible.

Pedro Zamora rechazó todas las ofertas. Dijo que su hermano es un hombre que no se dejará doblegar por el dinero ni por la fama.

Afuera tanto a Zamora como a Segovia los esperan los oropeles de “Héroes del Bicentenario”. Preguntó «¿como O’Higgins?» «Como O’Higgins y como San Martín», me dice muy seguro.

Cada uno de los 33 mineros se ha preparado bajo tierra para afrontar la notoriedad y el interés público sobre sus vidas.

Tomaron clases de oratoria y van a recibir asistencia psicológica durante al menos seis meses.

La pregunta es si todos ellos volverán a la minas.

Darío Segoviaanunció que quiere cumplir su sueño de ser comerciante.

Victor Zamora todavía no se ha pronunciado en forma terminante.

Se convertirá en best seller como Morris West, pero su hermano Pedro piensa que volverá a la mina en algún momento

En 1991 ya había sufrido un accidente que lo dejó hospitalizado por 8 meses.

Y volvió pensando que nada peor le podía pasar.

“Ser minero es algo que se trae en la sangre”, me explica Pedro, hijo y nieto de mineros.

Sí,es un destino que  no depende del dinero, ni de las alevosas inseguridades. Ni siquiera del silicio en los pulmones.

Víctor le confesó a su hermano que allá abajo perdió el odio que lo fastidiaba todo el tiempo, el odio del explotado antes de nacer.

El cambio espiritual ha sido trascendente para él. Le dijo a Pedro algo que se ha sumado a los múltiples asombros del rescate en Copiapó: las coincidencias con el número 33 y sus múltiplos.

Las cifras de la fecha del rescate (13.10.10) suman 33, 33 minutos son los que separan por cronómetro el Campamento Esperanza con el hospital de Copiapó, 66 días demandó la excavación, 66 centímetros es el diámetro del caño que los trae desde el fondo de la tierra.

Víctor Zamora también le apuesta al 33 a la cabeza. «Tengo 33 años, Jesucristo tenía 33 años, somos 33 obreros», comentó en una de sus cartas a sus familiares.

Todo el mundo acá dice que es raro encontrar un minero extrovertido. Casi todos son gente que se guarda todo, que vive para adentro, una  forma corresponder a la naturaleza de su alma a la sombra y a la topografía de su oficio.

Pero, bueno, ese puede ser el segundo libro de Víctor Zamora, el escritor underground.

 



Vivir (y morir) en la Mina San José

Hoy es el día D en la mina San José, Copiapó. El debate aquí es la hora en que comenzará el rescate. La utilería y el escenario están prontos. La tecnología ya fue desplegada ayer ante las cámaras. Cada minero saldrá con un uniforme verde que llevará su nombre de un lado y del otro la inscripción de la Asociación Chilena de Seguridad, encargada del operativo. El uniforme parece un mameluco normal pero, según los expertos, posee tecnología especial que absorbe la transpiración del cuerpo a 40 grados. Además, los obreros llevarán una pulsera que medirá on line el pulso cardíaco y la presión arterial. Hay verdaderas posibilidades de que alguno de los mineros sufra un evento cardiovascular. Al menos diez de los mineros tiene problemas de salud que podrían dispararse por el estrés. Lo dijo el jefe de seguridad del rescate Alejandro Pino Uribe en la mañana. Por la tarde su discurso pasó de la preocupación a las declaraciones de fórmula. «No hay ninguna razón para pensar que las cosas van a salir mal», comentó al ser consultado por sus declaraciones de horas antes. Uno se pregunta por qué se esperaron 24 horas más para el rescate si todo estaba pronto desde ayer en la tarde. Esta circunstancia de vida o muerte no siempre está en el primer plano de las noticias. Las razones del rescate deben respetar la multidimensionalidad del episodio de Copiapó. La televisión pelea para que el rescate sea en horario central. ¿Quién querría perderse la facturación y el rating que promete? La presión se hace sentir. Pero hay un protagonista excluyente en la trasmisión y no es ninguno de los 33 mineros. Se trata del presidente Sebastián Piñera, el hombre a quien se atribuye la decisión de poner todo el aparato de Estado en el rescate. La oposición no resiste la tentación de ver en el gesto de Piñera una obvia intención política. El 12 de agosto el ministro de Minería Lawrence Golborne -el más popular del gobierno- anunció que las posiblidades de encontrar con vida a los mineros eran escasas». Sus palabras golpearon duro a los familiares y a todo Chile, que venían padeciendo las consecuencias físicas y psicológicas del terremoto. Pero diez después, Golborne -el más popular de los ministros- tuvo que tragarse sus anuncios. Una sonda subterránea permitió confirmar que había sobrevivientes. El primer mensaje de papel quedó en el bolsillo de Piñera, que se puso al frente del operativo. El papel con la frase «Estamos bien en el refugio los 33» se quedó en sus bolsillos y ya recorrió el mundo con él. Recientemente, hasta el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, tuvo que leer el dramático mensaje frente a cámaras. Nadie aquí duda que Piñera estará en la primera fila del rescate para darle la mano al primer minero que salga. Su nombre ya está resuelto por el equipo de psicólogos: se trata de Luis Sepúlveda, de 39 años, el presentador de los famosos videos subterráneos. Televisivamente hablando será un momento mágico y Piñera tendría por fin algo para anunciar que no sea una tragedia. Claro, es una maniobra riesgosa. El Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea anunció hace 4 días que el presidente había alcanzado una popularidad del 56% y la consultora Adimark le adjudicó 53%. Esta mañana Copiapó y Caldera, la dos ciudades de referencias de la mina, están repletas de banderas nacionales. Chile agrega a su calendario patrio una nueva fecha, dos días después del 11 de octubre que recuerda los trágicos días de 1973. Llegará al lugar sobre las 20 horas, el mejor momento para las grandes audiencias. Esta noche, Piñera se juega todas las fichas a que no haya un solo muerto en el prime time.

Los Andes en Copiapó

Mientras se prepara el rescate de los mineros chilenos, los sobrevivientes de los Andes jugaron ayer en Santiago, a 800 kilómetros de la mina San José,  el partido que rememora el 38 aniversario del otro “milagro”.  ¿Copiapó y Los Andes son realmente historias espejo?

Cuando un periodista uruguayo va a cubrir un hecho internacional siempre tiene que preguntarse qué le puede interesar al público de su país.

Qué de todo ese material posible puede ser cautivante para una persona que está lejos y que ya tiene suficientes problemas con Mujica, Joselo López, Julio Bocca, el Grupo Casal y el Grupo Forlán.

Pero la historia de los mineros de Copiapó es tan universal que no resiste ningún análisis en contra.

Tiene todos los condimentos que debe tener una buena historia.

Amor, tensiones, embarazos varios,  engaños, omisiones, poesías varias entre la mina y la superficie.

Hay un ex jugador de fútbol de la selección chilena, un corredor de maratones que no pierde el tiempo y hace 10 kilómetros todos los días bajo los escombros.

Hay suspenso por el propio rescate.

Hay también suspenso por los casos de bigamia que esperan en la superficie un juicio final.

La Mina San José es un circo mediático enloquecedor, que convertirá a un grupo de personas de condición improbable en celebridades por derrumbe.

La locura ya comenzó a dispararse en los medios: los principales canales de TV se disputan al vocero de los mineros como presentador.

Pretenden que sea el primer rescatado para animar la trasmisión internacional del rescate.

Y por supuesto, ya empezaron las intrigas políticas porque todos quieren réditos de la situación.

Además, hay historias que todavía no despegaron, como el destino de la vacilante Mina San José, una verdadera bomba de tiempo, según los expertos. La minería chilena será objeto de revisiones después de este episodio. En cinco años murieron 23 obreros.

Y, claro, habrá muchas obvias emociones más en las próximas horas.

La pregunta que muchos nos hacemos es: ¿son héroes los 33 de Copiapó?

¿Son los héroes del Bicentenario, como se les llama en esta provincia?

¿O simplemente son víctimas de las circunstancias, de las malas condiciones de trabajo?

¿Es una historia de explotación o es una historia de heroísmo?

Posiblemente sea ambas cosas.

En Peñalolén, Santiago, 800 kilómetros al sur de la mina, un grupo de sobrevivientes de los Andes jugaron ayer otra vez al rugby el partido que no pudieron disputar en 1972. El Old Boys de Montevideo jugó con su homónimo de Santiago por la Copa Amistad celebrando el 38 aniversario del «milagro».

En tierra chilena, Canessa, Zerbino y otros protagonistas del episodio siguen de cerca el milagro de Copiapó.

Un milagro humano en las heladas alturas de la cordillera. Otro milagro humano en las profundidades del cobre.

Unos sobrevivientes nacieron en cuna de oro y otros a duras penas sobreviven  al cobre con salarios de 400 dólares al mes. Aun así los muchachos de los Andes creen haber encontrado un espejo.

Se ve cuando uno llega a los alrededores de la Mina San José. Hay 32 banderas chilenas y una boliviana en homenaje a los mineros. La otra bandera extranjera es la uruguaya. La colocó Gustavo Zerbino en el pabellón del Campamento Esperanza. Ellos esperan en silencio el desenlace, tal vez pensando que es el principio de una nueva etapa para la leyenda de los Andes.

Un poco antes de concurrir a disputar la Copa Amistad de rugby, Canessa me dice por teléfono: «no queremos molestar, por eso no vamos a la mina».

¿Alguien recordará a estos mineros dentro de 38 años? ¿Dentro de tres?

¿Habrá un partido homenaje anual para ellos? ¿O terminará siendo un montaje al estilo Gran Hermano?

Con cautela, el grupo de los Andes prefiere ejercer su padrinazgo en Copiapó a la distancia.

Ellos parecen entender lo que pasa 700 metros bajo tierra.

Si todo sale bien ya no estarán tan solos en la supervivencia.

Confían en que la simetría del tiempo hará lo demás.

 

El otro lado de las cárceles uruguayas

Unos 4.000 presos estudian o trabajan dentro de las cárceles. La cantidad de reclusos en programas educativos se quintuplicó desde la aprobación de la «Ley de Humanización». También se duplicó el número de personas que trabajan dentro de las cárceles. Más de 1.000 reciben un ingreso equivalente a medio salario mínimo.
Los números sorprenden en medio del mayor hacinamiento carcelario de la historia y de cara a la nueva etapa de liberación de reclusos, cierre de establecimientos, apertura de nuevos y traslados masivos, que empezará a fines de octubre.
Sin embargo, no hay estudios que crucen la actividad curricular de los reclusos con las tasas de reincidencia, uno de los principales argumentos del proceso de revitalización de los derechos humanos en el régimen penitenciario.

POR ANTONIO ÁLVAREZ, ESPECIAL PARA EL OBSERVADOR

Dentro de las 27 cárceles que funcionan en Uruguay, el 45% de los reclusos estudia o trabaja bajo al mecanismo de redención de pena, dijo a El Observador el director de Servicios Penitenciarios, Inspector Mayor Carlos De León.
El régimen establecido en la Ley de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario N° 17.897 aumentó significativamente la cantidad de personas privadas de libertad que realizan actividades educativas o laborales.
El «dos por uno» (dos años de condena por uno de trabajo o estudio) ha permitido expandir el interés de los reclusos y mantener una relativa paz social en el peor momento del sistema penitenciario uruguayo, en el que las proyecciones señalan que cada año 1,000 nuevos individuos terminan privados de su libertad.
La El número de presos que estudia se quintuplicó en seis años. En 2004, había 400 reclusos en programas de enseñanza. A fines de 2009, el número de estudiantes superó los 2.000, según datos de la Dirección Nacional de Cárceles.
Por otra parte, el trabajo penitenciario se duplicó en el último quinquenio.
Unos 998 reclusos trabajan en los establecimientos bajo la conducción de la Dirección Nacional de Cárceles.
Se estima que otros 1.370 presos cumplen tareas laborales en las cárceles departamentales y en los establecimientos que dependen del Ministerio del Interior.
Carpinterías, bloqueras, talleres mecánicos, panaderías, fábrica de embarcaciones en fibra de vidrio, son algunos de los emprendimientos más habituales que hoy funcionan dentro del sistema penitenciario.
Hay otros emprendimientos en estudio en materia de cunicultura y se espera que en los próximos meses sea inauguarada una fábrica de botellas de plástico bajo la modalidad de inyección.
No siempre es así, pero el inspector De León explicó que la intención es que el trabajo y el estudio no sean asumidos por los reclusos en función exclusiva de una redención de pena.
“Obviamente recibir una remuneración por trabajo realizado es un incentivo primario para el recluso. También puede verse como un mecanismo para mantener el orden interno en los establecimientos penitenciarios. Pero el eje del planteo es distinto”, aseguró el jerarca.
En los manuales para operadores se sostiene que “la redención de pena debe ser una consecuencia natural de estudiar y trabajar y no al revés”, agregó.
A pesar de la larga decadencia del sistema de reclusión, siempre hubo programas de trabajo y educación en las cárceles uruguayas.
Según De León, la Ley redactada en 2005 y aprobada en julio de 2006 generó un efecto expansivo al establecer beneficios que operan como una medida de descongestionamiento del sistema carcelario.
La experiencia permitió redactar un “Manual de Redención de Pena” que fue aprobado en noviembre de 2009 como forma de atar la norma con la realidad.
De León aseguró que el índice de trabajo y estudio se mantiene pese a que la superpoblación carcelaria ha derivado en el cierre de locaciones que antes estaban destinadas a proyectos productivos.
Esas clausuras fueron en detrimento de la urgente necesidad de lugares de alojamiento para internos. Todas las semanas se van 30 reclusos de las cárceles a consecuencia de libertades concedidas por vía judicial, pero por la otra puerta ingresan nuevos 100 reclusos al régimen de privación de libertad.

MEDIO SALARIO MÍNIMO. La gran mayoría de los reclusos dejan a sus familias en problemas financieros. Pero con buena conducta y un poco de suerte puede aspirar a encontrar un trabajo dentro de la cárcel. En el mejor de los casos puede llegar a recibir un sueldo, lo que en el lenguaje se denomina peculio. Como casi todo lo que gira en el mundo de las cárceles, el presupuesto para este rubro es muy escaso y hace muchos años que no recibe modificaciones.
Actualmente 780 presos que reciben su peculio, un equivalente a 2.000 pesos o medio salario mínimo nacional. La mayoría de los internos trabajan en servicios relacionados con el propio sistema, fundamentalmente en tareas de limpieza, cocina. También cumplen funciones en la parte logística, carga y descarga, en panadería y cultivo de hortalizas para la provisión de la cárcel.
En 2009 se elevó al gobierno un pedido de las autoridades carcelarias para que se incluyera un aumento de presupuesto con miras a extender el plan hacia las cárceles del interior. En las cárceles departamentales los internos que están en programas productivos no reciben dinero del Estado, aunque pueden montar empresas cotizando en el Banco de Previsión Social.
El porcentaje de reclusos que estudian o trabajan es más o menos similar en todo el país. Las tendencias se mantienen pese a que el régimen de progresividad del sistema penitenciario trae a los reclusos de peor conducta a los penales de la zona sur, o sea aquellos que están bajo control de la Dirección de Cárceles. (Ver recuadro)
A fines de 2009, había 3.532 presos en los establecimientos del interior y 4.450 en los establecimientos de la Dirección Nacional de Cárceles.
Esto implica que las posibilidades de trabajar y estudiar a priori son escasas. No abundan las ofertas del sector privado y el dinero del Estado ni siquiera puede cubrir las necesidades básicas para respetar en su totalidad los Derechos Humanos.
Pese a todo, el nuevo comando de policías carcelarios –en su mayoría ingresado al instituto a fines de los años 70- se las ingenia para tener ocupados a los reclusos.
Yendo en ese sentido, el Ministerio del Interior reglamentó un sistema anual en el cual hay dos llamados para estudio y tres para trabajo.
Los proyectos productivos o educativos pueden salir del propio Estado (muchos son del MIDES), por privados (ONGs y empresas privadas) e inclusive de los propios reclusos.
La Junta de Tratamiento tiene 30 días para expedirse sobre los proyectos presentados.
El organismo está integrado por el director del centro, Criminología y Patronato.
En el actual escenario de cambios en el sistema penitenciario – masivos traslados, la creación de nuevas plazas, el cierre de viejos establecimientos y la liberación de centenares de reclusos- los programas educativos y laborales cobran vitalidad y nuevo protagonismo.
A pesar de los múltiples diagnósticos y de la creciente presencia de programas, no se ha medido si trabajar o estudiar adentro de las cárceles es la receta para no volver al sistema.
¿Trabajar y estudiar adentro de la cárcel reducirá los niveles de reincidencia?
La Dirección de Cárceles no tiene elementos para cruzar datos entre reincidencia y la variable trabajo y estudio.
No obstante, el inspector De León cree que medir la eficiencia de los programas educativos y laborales respecto a la reincidencia delictiva es un trabajo complicado y que va en contra de la filosofía del sistema de redención de pena.
“Los policías carcelarios tratamos a todos los presos por igual. No nos debe importar lo que hicieron para terminar en la cárcel. Nos importa la conducta del tiempo presente. El sistema está pensado para pensar en la rehabilitación, aunque sea difícil en las circunstancias actuales”, señala.
De León prefiere dejar un signo de interrogación para el individuo que sale en libertad después de rendir cuentas con la ley.
La vida afuera del mundo carcelario es una carambola a muchas bandas y un verdadero misterio en el que se mezclan la historia de la persona, los nuevos valores adquiridos, la suerte y hasta las oportunidades que aparezcan en el camino de cada liberado.
El director penitenciario no cree que la vida de un recluso pueda concebirse como una ciencia exacta.
“Esto tiene que ver con las garantías que deben recibir los reclusos por parte del Estado. Cada preso es una persona distinta y nunca se sabe qué hará cuando salga en libertad. Nosotros aspiramos a que estos programas configuren una tendencia a la baja de la reincidencia del delito en el largo plazo. El otro diagnóstico necesita más tiempo y es más difícil”, concluye.
En todo caso, una posible respuesta a la polémica es lo que sucede en el Centro Nacional de Rehabilitación (CNR), un establecimiento modelo destinado a presos primarios, el cual es considerado la puerta de salida del sistema de progresividad carcelaria.
Se trata de uno de los lugares con más emprendimientos productivos y en donde los planes educativos –escolares, liceales y oficios- tienen una relevancia excluyente.
Allí la tasa de reincidencia es del 12%., 50 puntos porcentuales por debajo de la media en el resto de la población reclusa del país.

LAS CLAVES DEL 2X1

Estudiando:
40 minutos de clase representan 1 hora de estudios
Por cada 2 jornadas de 6 horas de estudio se redime 1 día de pena
Por presentarse a cada examen se redimen 2 días de pena
Por aprobar cada examen se redimen otros 2 días de pena
Sólo podrán rendir 3 veces la misma asignatura.
Las instancias posteriores ya no redimen pena.

Trabajando:

Por cada 2 jornadas de trabajo de 8 horas se redime 1 día de pena
No pueden computarse más de 48 horas semanales para la redención.

El SUELDO DE LOS PRESOS CON BUEN PUNTAJE
El peculio es una remuneración provista por el Estado para los reclusos que trabajan. Hoy son unos 2.000 pesos. El 40% es indisponible para el recluso, es decir se deposita en una cuenta. El 60% restante va la mitad para la familia y la otra mitad queda a disponibilidad del recluso en la cuenta bancaria.
El reglamento establece que el preso no puede manejar plata dentro de la cárcel.
El dinero podrá ser retirado cuando recluso obtenga la libertad o cuando presente algún justificativo especial ante la autoridad carcelaria.
Para poder entrar en estos programas hay un sistema de puntajes utiliza por la Junta de Tratamiento.
Se califica del 1 al 3 la edad, la capacitación, la idoneidad técnica, las sanciones disciplinarias recibidas por aspirante, entre otros aspectos. Por ejemplo, cuando se es primario el recluso recibe 3 puntos y el individuo con antecedentes de reincidencia recibe uno.


TRES ORGANISMOS PARA DIRIGIR A LOS MISMOS PRESOS

Como fruto de décadas de descalabro administrativo, el sistema penitenciario no está unificado. Si bien los reclusos son los mismos y la Policía es una sola, varios organismos ejercen la dirección de los 28 centros de reclusión del país.
Ese esquema está siendo analizado por el gobierno en la búsqueda de una acción más coordinada de políticas carcelarias.
Durante décadas se ha discutido sobre la necesidad de establecer una separación entre los roles de la Policía y de la Guardia Penitenciaria en función de que tienen objetivos distintos. Para los primeros, la represión. Para los segundos, la rehabilitación.
La idea de crear una Guardia Penitenciaria separada del Ministerio el Interior sería un primer paso para formar policías para la función específica.
Sin embargo, el gobierno ha planteado escenarios en los cuales el Ministerio del Interior siga a cargo del sistema penitenciario.
Una las propuestas manejadas es que todos los establecimientos pasen a la órbita de la Dirección Nacional de Cárceles en un esquema de regionalización de centros de reclusión y el consiguiente cierre de algunos locales en mal estado. La medida se encuentra en debate entre el Ministerio del Interior y las autoridades policiales.
Unificar ayudaría a unificar criterios en aspectos claves como la clasificación de reclusos por conducta y peligrosidad. Pero para poder lograr la unión administrativa habría que establecer cambios en el sistema presupuestal carcelario.
La Dirección de Cárceles controla hoy Comcar, Libertad, Juan Soler (San José), Penal de Libertad, el Centro de Rehabilitación 2 (establecimiento vecino a Libertad), La Tablada, Cabildo, Casa de Medio Camino y la nueva cárcel de Paso Molino. Estas últimas tres son cárceles femeninas.
En tanto, el Centro Nacional de Rehabilitación CNR, Cárcel Central y la Cárcel Militar dependen directamente del Ministerio del Interior.
El resto de los centros del interior hoy están bajo el mando de las Jefaturas departamentales de Policía.

Bicicleteando la realidad

En la escuela 224 de El Pinar, un grupo de padres y alumnos armaron una bicicleta que en realidad es un cargador ecológico para computadoras, que en realidad es un acto de educación ejemplar, que en realidad es un pequeño milagro colectivo.
El plan se llama “Escuelas Sustentables”. La idea era en principio reciclar los pozos negros para generar un sistema de riego de huertas orgánicas.
Es increíble cómo las computadoras cambian la perspectiva de las cosas y hasta la forma de pensar de los alumnos.
Linkeando, igual que en una computadora, un pensamiento lleva a otro, un dato lleva a otro dato, una realidad va llevando a otra realidad.
Como parte de los deberes escolares los niños comenzaron a leer sobre nuevos formas de energía alternativa.
Investigaron la relación entre la energía eléctrica y la mecánica. Cuando empezaron a ver que se podía generar electricidad de nuevas formas, se preguntaron cómo podrían cargar sus computadores sin recurrir a la UTE.
Uno de los padres Javier García, técnico en computación, fue el primero en generarles el desafío. ¿Qué tal si generamos algo a pedal que nos permita generar energía mientras jugamos en la clase?
El problema a solucionar estaba a la vista. La escuela 224 tiene unos 600 alumnos en dos turnos y muy pero muy pocos enchufes.
La comisión de padres se reunió y comenzó el proceso de generar una máquina a tracción humana.
Así se juntaron varios elementos: un asiento de tractor, una bicicleta en desuso, un alternador y batería de un auto abandonado, correa y cables de un lavarropas viejo y la resistencia eléctrica de una cocina.
En general una XO del Plan Ceibal necesita unos 45 minutos de carga.
Los escolares llegaron a la conclusión de que para cargar una computadora necesitaban unas 500 vueltas por minuto, algo imposible si no era con una asistencia mecánica.
Después de algunos intentos, entendieron que necesitaban alternador, batería y una correa para generar los voltios necesarios.
Al pedalear la energía se va acumulando en la batería. Entre juego y juego, colaboran con un sistema sustentable.
Cada paso que dieron en el proceso fue una lección de ciencias, de matemáticas y también de vida.
García cuenta que el encuentro con esa pequeña verdad fue lo suficientemente excitante como para que los niños siguieran recreando nuevos desafíos.
El más inmediato –idea de uno de los alumnos- fue dotar de una caramañola al cargador sustentable. No sea cosa de quedarse sin agua entre pedaleo y pedaleo.
Las fotos de los niños en su nuevo sistema pueden verse en http://www.xosustentable.blogspot.com
Y sí, el Plan Ceibal tiene problemas, como casi todo proyecto de gran alcance.
Hace poco se dio a conocer el número de máquinas que necesitan reparación. Se necesita completar el plan de conectividad y seguir mejorando todavía más los contenidos que se distribuyen en la red.
Por si fuera poco ahora tiene por delante el desafío de su institucionalización más allá de los gobiernos.
En todo caso lo interesante del Ceibal no es sólo la distribución de computadoras.
Ni siquiera el acceso a Internet es lo más resonante.
El factor de mayor impacto del Plan Ceibal es que va a generar ciudadanos más ariscos respecto al discurso oficial.
La esperanza puesta en la brecha digital consiste en generar personas más activas en la solución de los problemas, una deuda pendiente que dejó la escuela post-valeriana en Uruguay.
Los estudiantes de la 224 redoblaron la apuesta después del descubrimiento de la experiencia energético-ambientalista.
Con todo lo aprendido y un montón de nuevos desechos trabajan junto a los padres en la creación de una calesita para el patio de la escuela.
Basándose en los mismos principio físicos, los inventores estiman que el proyecto logrará cargar entre cuatro o cinco computadoras a la vez.
Es un logro mayor tratándose de una verderara serendipia, un evento que mezcla sagacidad y azar en partes casi iguales.
Y todo al mismo precio: generación de energía gratuita mientras s divierten en el recreo.

El karma del fumador

En 1978, el informe Campbell-Johnson quiso transformar al cigarrillo en una herramienta de la selección natural y en un salvador de la economía capitalista.


Por Antonio Álvarez

Hace cuatro décadas la industria tabacalera supo que perdía la pelea.

Que iba a tener que resignarse. Igual que el tipo que fuma.

Tarde o temprano el cuerpo te va a pedir cuentas, como la sociedad suele pedir cuentas a los gobernantes inescrupulosos, a los contaminadores de ríos, a los terroristas que matan civiles inocentes.

El humo estaba comenzando a despejar sus nebulosos beneficios., frente a las certezas científicas que ya comenzaban a golpear al lobby tabacalero con las denuncias por cáncer, enfermedades respiratorias y riesgo cardíaco.

Entonces, la industria puso en marcha una maquinaria financiera para estirar un poco más la lotería del tiempo, igual que los fumadores se someten a los errores de la causalidad para seguir con vida.

Los capitalistas del cigarrillo consultaron a sus creativos. ¿La consigna?: pensar argumentos a favor de la nicotina y el alquitrán.

El resumen de este proceso se puede leer el informe Campbell – Johnson del año 1978, una ingeniería de estrategias montadas por los sofistas corporativos del tabaco.

Sus conclusiones son la prueba de lo maquiavélicos que podemos ser los seres humanos para defender causas que no se pueden detener, ya sea por razones de poder o dinero, o de ambas al mismo tiempo.

Los redactores del documento propusieron soluciones para mitigar aquello que el marketing y los filtros no estaban pudiendo esconder.

En primer lugar, la creación clubes de fumadores –financiados por las marcas- para fomentar la inefable paradoja del tabaquismo responsable, e intentar salir a flote ante la creciente denuncia de la existencia de un fumador pasivo.

Una de las intervenciones sugeridas era promover un código de conducta entre los fumadores con “tono franco y positivo».

Dice el documento: “Tenemos que restaurar la imagen del fumador como una persona extravertida y sociable, y no el ser el neurótico, apestoso y marginal que pintan los antifumadores».

Al mismo tiempo, los publicitarios del tabaco también se inclinaron por medrar con el caos espiritual de la época, asumiendo el cigarrillo como una “droga de relajación”.

Se escribieron así ardientes documentos para defender los poderes del cigarrillo por sobre sustancias como la marihuana, conscientes de la atracción que podría generar el beneficio en una “sociedad estresada”.

Pero aunque parezca increíble, había argumentos más indignantes en el informe Campbell- Johnson.

Algunos de esos planteos son la demostración de que las lecturas equivocadas de Nietzsche y de Charles Darwin no habían acabado con la segunda Guerra Mundial.

El texto plantea una extraña forma de entender el interés público y la supervivencia del sistema capitalista-

«El tabaco –dice el informe- tiene la función social de limitar el número de personas mayores dependientes que la economía debe mantener».

El propio autor del texto reconoce que «obviamente» este argumento «no se puede usar públicamente»-

De todos modos, el creativo desarrolla su estrategia por si alguien no la entendió:

«Con un aumento general de la esperanza de vida, necesitamos algo para que la gente muera. En sustitución de los efectos de la guerra, la pobreza y el hambre, el cáncer, considerado como la enfermedad de los países ricos, desarrollados, tiene un papel que jugar». Esta idea, considerada un «factor psicológico para continuar el gusto de la gente por fumar como algo placentero, aunque sea un hábito peligroso, no debe ser infravalorado».

Actualmente, el informe Campbell está siendo exhibido como una cruel curiosidad ante la sociedad española, que por estos días también discute los alcances de una reglamentación antitabaco.

La persona que fuma ya no lo hace por falta de información.

En todo caso lo hace porque cree que lo peor, la muerte, nunca le pasará a él.

De todos modos sabe que está girando en una gigantesca ruleta rusa, librado a los milagros de la predisposición genética.

El mundo está lleno de personas que han fumado mucho y que alcanzaron la longevidad con buena calidad de vida. Y también hay otro mundo de infortunados que murieron de cáncer o infarto sin haber tocado un cigarro en sus vidas

La verdad científica se renueva cada tantos años. Los gobiernos discuten si el cigarrillo y sus derivaciones son o no un problema de salud pública. Cada país va resolviendo como puede el debate del tabaco. Puede haber o no serios recortes a los espacios para fumadores. Se estimula a dejar el cigarrillo aumentando los impuestos y el precio de venta al público. Las cajillas exhiben serias advertencias para la salud en los envases.

Se trata de un camino de no retorno más allá de juicios contra el Estado de las multinacionales del tabaco.

Son claros e incontrastables mensajes contra el libre albedrío del fumador.

Y en cierto sentido constituye un mensaje kármico para aquellos inspirados mercenarios de Campbell –Johnson que estiraron un poco más la agonía del moribundo.

UN URUGUAYO DE OTRO PLANETA

Un compatriota dirigió el mayor radiotelescopio del mundo y después de ver el comportamiento de otras galaxias se ha permitido reflexionar sobre la estupidez humana. Señales extraterrestres, la existencia de Dios y Mujica presidente mirados por el ojo entrenado de un hincha de Peñarol, nacido en Pocitos, boricua por obra y gracia de las puestas de sol en el Caribe.

POR ANTONIO ÁLVAREZ, ESPECIAL PARA EL OBSERVADOR

En los últimos días las agencias internacionales de noticias dieron cuenta del premio otorgado por el Instituto Americano de Física correspondiente al año 2010.
El reconocimiento recayó en el astrofísico Daniel Altschuler por su contribución a la divulgación de la ciencia a nivel popular.
Durante esos días Altschuler fue comparado con Carl Sagan y con otros investigadores de primer nivel que decidieron desalambrar las tranqueras del conocimiento y poner a las ciencias en el plano de la realidad circundante.
Casi al pasar, esas notas mencionaban que Altschuler nació en Montevideo en 1944 y añadían como información adicional que durante catorce años el homenajeado fue director de Arecibo, el mayor observatorio astronómico del mundo, más conocido popularmente como “La Oreja de la Tierra”.
Altschuler no es el clásico científico encerrado en su mundo de descubrimientos. Pese a haber dedicado más de 30 años al estudio de otras galaxias, es un intelectual con los pies en la tierra, un pensador enciclopédico que escribe con autoridad y soltura sobre consumo, política y medio ambiente.
Se fue del país en los años 70 pero todavía recuerda con emoción su casa de la calle Jaime Zudañez, los paseos por la Plaza Biarritz y los goles de Peñarol relatados por Heber Pinto.
Muy lejos de la Tribuna América, Altschuler se está preparando para un viaje a Hiroshima y Nagasaki junto a su esposa. Ella irá a un encuentro de escritores y poetas por la paz. A él lo espera una conferencia en el Institute of Space and Astronautical Sciences de Japón. Con el mismo entusiasmo que emprende sus viajes estelares, Daniel Roberto Altschuler respondió a las preguntas de El Observador.

Decime qué cosas te recuerdan Uruguay.
Viví en Pocitos. Insólitamente me acuerdo de la dirección: Jaime Zudáñez 2634. Tomaba el 76 para ir a la escuela y corría mi triciclo en la plaza Biarritz, acompañado de mi abuela Dora. Después vivimos en Carrasco cuando las cosas mejoraron económicamente. Comencé a estudiar en el Crandon y luego me mandaron al Liceo Alemán. Mis padres se divorciaron. Cuando mi viejo se fue de Uruguay para Alemania me fui a vivir con mi vieja en el Prado, en la calle Buschental. De joven me hice socio del club Biguá y jugué Tenis. La preparatoria la hice en el IAVA.

Como buen uruguayo soñabas con ser futbolista ¿De qué cuadro sos hincha?
De Peñarol. Era bastante fanático y tenía un disco con los goles cantados por Heber Pinto, “el relator que televisa con la palabra”. Cuando lo escuchaba me emocionaba muchísimo. El gran Roque Gastón Máspoli era mi ídolo.

¿Cómo nació tu interés por la ciencia?
Me acuerdo que de chiquito compraba cristalería de química y botellitas con yodo y azufre y “jugaba” a ser químico en el baño de casa para “deleite” de mis viejos. En ocasiones generaba humaredas muy preocupantes. Me gustaba la geometría y el análisis matemático. En el liceo, el curso de “Cosmografía” lo daba Conrado Schneider, mi querido profesor quien ciertamente me abrió los ojos hacia el Universo.

Eras bueno en matemáticas, pero tenés inclinaciones literarias. ¿Es una falsa dicotomía lo científico y lo humanístico?
Es una falsa dicotomía teórica aunque en la práctica, por ciertos efectos de selección, muchos científicos no se interesan por las humanidades y muchos humanistas no se interesan ni entienden a la ciencia. Ya C.P. Snow en su famosa disertación sobre “las dos culturas” alertó de que esto era un grave problema “de vida o muerte” según él, y estoy de acuerdo, más cuando los gobiernos están poblados por personas de muy poco conocimiento de la ciencia en tiempos en los cuales la ciencia es fundamental para el futuro de la humanidad.

Te fuiste en Uruguay en los años 70. ¿Cómo era tu vida entonces?
En realidad me fui a Estados Unidos en el 64 para estudiar ingeniería con la idea de regresar y construir puentes metafóricos. Y obtuve un grado en Ingeniería en 1969. Pero luego decidí continuar en Física hasta un doctorado. Cuando me gradué en el 1975 me habían “cambiado el país” y yo también había cambiado. Entonces busqué hacia el sur y llegué hasta Puerto Rico, que con su Universidad y el Observatorio de Arecibo me atraían desde un punto de vista de trabajo profesional.

¿Cómo ves tu país de origen desde lejos? ¿Venís a menudo?
Cuando regreso me lleno de emociones que no sabía estaban allí, especialmente cuando camino por un bosque de eucaliptos. Cada 3 o 4 años trato de dar la vuelta. ¡Y lo que más me da placer es encontrar el mismo teléfono debajo de la escalera del mismo bar de mi juventud!

¿De qué te sirvió ser uruguayo cuando te fuiste al exterior?
Haberme criado en el Uruguay de entonces, con lo que resultó ser una muy buena educación, un país de gente culta y bien formada, y la gran fortuna de un grupo de entrañables amigos que se mantienen como los mejores, me dieron cosas que me sirvieron para defenderme en el mundo y nunca o casi nunca sentirme solo. Aprendí cosas que tienen que ver con principios, cosas que reflejan algo que adquirí y llevo dentro, como “mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”, y “con la verdad no ofendo ni temo” aunque entiendo que la de Artigas es “con libertad no ofendo ni temo”. ¡Gran tragedia resultó el que unos cuantos se olvidaran de estas cosas!

Viviste los años 60 y 70 siendo un joven. ¿Te sorprende que un ex guerrillero sea presidente?
Me sorprendió y cuando ocurrió me dio alegría, me dije que somos, a pesar de ese oscuro y triste episodio histórico, un pueblo claro, que entendió que un ex guerrillero puede ser un patriota que busca el bienestar solidario, que los sentimientos pudieron ser nobles y que esos jóvenes guerrilleros eran de lo mejor que el país había parido. Muy por encima de los cobardes torturadores…

Comenzaste estudiando ingeniería y te pasaste a Física. ¿Por qué cambiaste? ¿Qué te dio la física que la ingeniería no te estaba dando?
Bueno, aunque hay solapamientos, la ingeniería es una especie de ciencia aplicada, y con el tiempo me comencé a interesar más en el por qué de las cosas y no por su utilidad. Quería entender de dónde salían muchas de las reglas y fórmulas aplicadas a la práctica de la ingeniería más que cómo aplicarlas. Eso me llevó a la idea de estudiar Física teórica. Pero luego me interesé por las cosas de grandes escalas del Universo, la Astronomía, y concluí con una tesis trabajando en el Observatorio Nacional de Radioastronomía en Virginia (NRAO) dedicada a la polarización de las ondas de radio provenientes de los cuásares y su variabilidad y así llegué a la radioastronomía.

¿Deberíamos tener más ciencia en los planes de estudio? ¿Para qué?
Claro que sí. Es la materia más importante en todos los sentidos, tanto del punto de vista intelectual como del pragmático. No es tanto el contenido específico de alguna ciencia, sino el temperamento científico, el juicio crítico, las metodologías que permiten discernir lo que es de lo que no es. Eso es fundamental y sin eso volveremos a quemar brujas y herejes.

Leí un comentario tuyo que me atrapó: “La filosofía clásica pierde sentido si uno no le hace caso a la física». ¿Qué quisiste decir con esta frase?
Lo que quiero decir es que cualquier consideración filosófica no puede ignorar el conocimiento que hemos adquirido del mundo y de nosotros. No tiene sentido pretender entender algo acerca de nuestro origen, sin considerar lo que nos dice la evolución biológica, o entender cómo pensamos sin conocer lo que nos dice la neurología del cerebro. Una filosofía que no considere lo que sabemos de las estrellas, de los planetas, de la vida, y de la mente, será una filosofía manca. No es posible separar problemas metafísicos y epistemológicos, de aquello que estamos aprendiendo acerca del funcionamiento del cerebro.

¿Cómo recalaste en el Observatorio de Arecibo?
Yo trabajaba en la Universidad de Puerto Rico (UPR) y realizaba trabajos de investigación con Arecibo. Un buen día me preguntaron si acaso me interesaría pasar un año trabajando con ellos como sub-director, encargado de la programación del telescopio. Al final estuve allí 17 años, 13 como director. Hace unos años volví a UPR.

.
¿Somos «Hijos de las estrellas»? ¿Por qué titulaste así tu libro más conocido y tu blog personal? (www.hijosdelasestrellas.com)

Es que si no fuera por las estrellas que producen, a partir de Hidrógeno, todo el resto de los elementos químicos, en particular los que son importantes para la biología, no estaríamos aquí para contarlo.

En muchas notas sobre vos hacen mucho hincapié en que sos un hombre que mira hacia el espacio exterior, pero el fruto de tus investigaciones te lleva a escribir mucho «con los pies en la tierra». ¿Sentís que es una paradoja o es parte de una misma cosa?
Es parte necesaria de la misma cosa. Es necesario tener perspectiva para apreciar lo que realmente pasa aquí. ¡Qué mejor lugar para obtenerla que yéndose a otro planeta y mirar al nuestro desde allí, para darse cuenta de lo ridículo y patético que somos!
De eso se tratan algunos de los temas contenidos en mi último libro: “Extraterrestres, humanos, dioses y estrellas”, editado por Equipo Sirius – Madrid.

PESIMISMO BIEN INFORMADO

Al científico le apena que muchos de sus libros no se conozcan en Uruguay. A propósito de “Extraterrestres…”, Eduardo Galeano escribió en el prólogo una buena reseña del polifacético Altschuler: “El autor es pariente del cielo, por parte del Sol, y pariente de la Tierra, por parte de una celulita anónima que vivió hace tres mil quinientos millones de años. Desde su observatorio astronómico, él mira hacia arriba, hacia abajo y a los costados, y así va espiando los pasos de sus dos familias. En este libro, nos invita a compartir lo que ve. Vale la pena hacerle caso: este científico raro escribe con buena música, letra clara y sentido del humor. Se agradece”.
Esta familiaridad con el espacio exterior le ha servido para practicar un pesimismo militante respecto a futuro de la humanidad del cual hace gala en mucho en sus ensayos públicos.
Sin embargo, ese pesimismo con causa convive con el amor por la vida. Le permite, por ejemplo, disfrutar de una puesta de sol por partida doble: porque sí nomás, por la pura belleza (como a todos) y también porque sabe valorar los principios físicos que están en juego en el horizonte, y que permiten ese momento tan particular de recogimiento.
“Soy pesimista”, dice Altschuler tomándole el gusto a la contradicción, “pero en el último año planté siete árboles en mi casa”.
Él dice poder explicar esta supuesta contradicción existencial: Si, soy pesimista, o realista. O como dijo Benedetti, creo: un pesimista es un optimista bien informado. Pero basta mirar los problemas básicos del planeta y los humanos para darse cuenta que no vamos por buen camino. Por eso justo la importancia de pensar en el camino a seguir con la mente y no con los pies, o con lo que sea que piensan muchos de los políticos que conocemos. Plantar árboles es un acto positivo, optimista, ya que al menos uno piensa que llegará a disfrutar de sus frutos. Bueno, no creo que saber escribir música y teoría musical en algo te quite el disfrute de un concierto, pero en ocasiones lo exalta, cuando algo interesante al oído también te permite entender cómo surge o que hay por detrás. De igual manera, disfruto del arco iris por su belleza pero agregar el conocimiento de lo que es, del porqué del orden de sus colores y las condiciones para que aparezca agrega al disfrute, que efectivamente es por partida doble”.

Yo creo conocer tu respuesta pero te lo tengo que preguntar: ¿Tenés constancia de que exista algún tipo de vida extraterrestre?
ENE –O. ¡No! Y eso que en Arecibo se ha intentado interceptar alguna comunicación extraterrestre. No tuvimos éxito.

¿Es «justo» que estemos solos en el mundo?
Supongo que no se trata de justicia pero sería ridículo y soberbio de nuestra parte, o sea nada nuevo, pensar que este universo no parió nada más. También pensamos que éramos el centro del Universo, el centro de la Galaxia o al menos la galaxia del centro, y cada vez aprendimos que no era así, que no somos el centro de nada, ni especiales para nada. Este “principio de mediocridad” lleva a la idea de que no somos los únicos. Pero es una postura filosófica, podría también pensarse que somos una aberración extrema sin repetición, lo cual nos pondría en una situación aun más trágica de la que ocupamos. Claro que si no estamos solos tampoco estamos ahí al lado de otros, y claro también que los vecinos lejanos se asemejarían a nosotros como nosotros a una silla.

¿Es incompatible la idea de Dios después de ver cómo funciona el universo? ¿O es que la pequeñez nuestra es tan grande que necesitamos depositar lo que no podemos explicar en ese lugar?
Una de las ideas que nos hacen obsoletos -en las palabras de Günther Anders- es la idea de un Dios, o varios, y todos los cuentos de hadas asociados con esta antigua idea. Es entendible que los humanos creyeran estas cosas hace 3000 años, hace 2000, hace mil años, cuando sabíamos tan poco, pero hoy es una idea obsoleta y en general dañina, sin sentido, contradictoria. Menos respetable aun son todos los predicadores, apóstoles y papas que viven de la credulidad de la gente y en nombre de Dios se permiten todo tipo de actos miserables. Dios no nos perdonará nuestra estupidez.

1. UN HOMBRE CULTO

Daniel Altschuler está casado en segundas nupcias con Celia, nacida en Puerto Rico. Entre los dos tienen un hijo y dos hijas mayores de primeros matrimonios. Y además tienen en común además una hija, dos perros y dos gatos.

Hijo de inmigrantes que huyeron del Holocausto, se crió hablando alemán en su casa y español en la calle.

Su doctorado en Física lo completó en la Universidad de Brandeis en Massachussets luego de lo cual hizo estudios posgraduados en la Universidad de Maryland.

En el 1981 fue nombrado catedrático en el Departamento de Física de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, y en 1991 fue nombrado director del Observatorio de Arecibo cargo que ocupó hasta el 2003.

Fundó y dirigió la Oficina de Divulgación Científica del Observatorio por tres años. Bajo su dirección se construyó en el Observatorio un museo, que ha sido visitado por más de un millón de personas. En el 2005 fue nombrado presidente de al sección de Ciencias del Ateneo Puertorriqueño. En el 2006 ocupó la cátedra UNESCO del patronato Sur Norte de la Universidad de Valencia.

Su obra “Hijos de las Estrellas“, publicada por Akal (Madrid) y por Cambridge University Press fue traducida a varios idiomas. Es coautor de la obra “Ciencia, Pseudociencia y Educación” escrita junto con Joaquín Medín y Edwin Núñez, publicada en el 2004 (segunda edición 2007) por Ediciones Callejón de Puerto Rico. Su más reciente libro “Mokita en blanco y negro“, editado por Foca (Madrid) ha sido muy bien acogido por la crítica.

En alguno de sus libros el autor se definió así “He estudiado mucho, aprendido alguna que otra cosa y olvidado casi todo, lo que es equivalente a decir que soy culto”

2. JAMES BOND, CUÁSARES Y UN
MONUMENTO A LA CURIOSIDAD

La participación de Altschuler como director del Observatorio de Arecibo (1991-2003) fue decisiva para que el Instituto Americano de Física le diera el premio correspondiente a 2010.
“El Observatorio como instrumento científico es insuperable, un radar planetario único, una sensibilidad también única, resultado del gran tamaño de su reflector primario. Es un monumento a la curiosidad humana”, define el científico uruguayo.
Entre otras curiosidades, el imponente observatorio –de 10.000 pies cuadrados- sirvió no sólo a la ciencia astrofísica, sino también a otro tipo de estrellas: las que viven de Hollywood. Los ingeniosos productores de cine encontraron futurismo real y glamour en la locación portorriqueña.
“En el observatorio se filmaron Goldeneye de la serie Bond y también Contact. Ver la filmación fue tan divertido como observar cómo se seca la pintura de una pared”, ironiza Altschuler.
Entre película y película, trabajó sobre variabilidad de cuásares y núcleos activos de galaxias. Luego se interesó por el hidrógeno neutro.
Curiosamente, el premio del Instituto Americano de Física adquirió más valor afuera que adentro de la comunidad científica. Tuvo más que ver con el instinto popular que con sus consagrados trabajos astronómicos.
Altschuler lo recuerda así: “Cuando me incorporé al Observatorio me di cuenta que era una isla dentro de la isla. Los que trabajaban allí poco interés tenían en la gente, y la gente no entendía mucho de lo que allí pasaba. Así propuse la idea de crear un museo para los visitantes. Al principio los de adentro se opusieron: que cuanto iba a costar, que iba a ser una distracción, que no era nuestra función, etcétera. Al fin y al cabo me nombraron director y hice lo que pensé era correcto y propio. Buscamos fondos externos para sufragar los trabajos que ascendieron a unos tres millones de dólares. Ahora hasta me dan un premio por eso, y los que se opusieron me felicitan…apretando los dientes, claro”.
El resultado de este esfuerzo tiene un resultado mensurable, como le gusta a los científicos: todos los años más de 100.000 visitantes pasan por el auditorio “Angel Ramos” del Centro Nacional de Astronomía e Ionosfera (NAIC)

3. DICCIONARIO ESPAÑOL-GALÁCTICO

HIDRÓGENO NEUTRO. Átomos de hidrógeno en el medio entre las estrellas en las galaxias que por naturaleza emiten radiación que se puede detectar con el instrumento de Arecibo

PÚLSAR. Los pulsares son las tumbas que marcan lo que una vez fue una estrella de gran masa. Al morir en un estallido supernova lo que queda es un centro de altísima densidad en rotación que emite dos haces de radiación. Al girar el pulsar (una estrella de neutrones), al igual que la luz de un faro, recibimos pulsos de radiación, cada fracción de segundo.

CUÁSAR. Es una fuente astronómica de energía electromagnética, incluyendo radiofrecuencias y luz visible. Se cree que son núcleos activos de galaxias jóvenes

4. NO ME VENGAN CON LA ASTROLOGÍA

¿Cómo preguntarle a un astrónomo sobre astrología sin irritarlo? ¿La vida de las personas se rige por el movimiento de los astros?
Altscuhler responde por su propia experiencia con más allá de la atmósfera terrestre:
«Simplemente -dice-no hay forma que pueda haber una “influencia astrológica” sobre nosotros y que pueda hacer una diferencia sobre nuestra personalidad y destino dependiendo de la posición del Sol y los planeta al momento del nacimiento, momento que además no es un momento. En cualquier relación de causa y efecto, si la causa no cambia el efecto tiene que ser el mismo. Todas las estrellas son la misma cosa: gigantescas esferas de gas (mayormente hidrógeno y helio). Difieren unas de las otras en la cantidad de gas – su masa – que determina la luminosidad. De lo anterior podemos concluir que si las estrellas tienen un “efecto astrológico” entonces todas lo tienen, aunque podríamos esperar que para unas fuera más intenso que para otras.
Por otro lado, si tuviéramos un millón de estrellas en un cierto sitio y un millón en otro sitio, de tal forma que estadísticamente no se diferenciaran en nada (del mismo modo que no hay diferencias entre dos grupos de mil personas escogidas al azar de una población), entonces el “efecto astrológico” de los dos grupos de un millón de estrellas debe ser idéntico.
Ahora, ¿Cuál es la diferencia cuando el Sol se encuentra en Tauro o cuando se encuentra en Virgo? La única diferencia es que las millones de estrellas en la dirección de Tauro son otras que las millones en la dirección de Virgo, pero no hay otra diferencia, no difieren en su distribución espacial ni en sus propiedades globales o individuales. Y si no hay una diferencia entonces tampoco pueden tener un “efecto astrológico” que afecte de manera diferente los rasgos de personalidad o el destino de personas que hayan nacido cuando el Sol se encontraba frente a Tauro o frente a Virgo.