Bicicleteando la realidad

En la escuela 224 de El Pinar, un grupo de padres y alumnos armaron una bicicleta que en realidad es un cargador ecológico para computadoras, que en realidad es un acto de educación ejemplar, que en realidad es un pequeño milagro colectivo.
El plan se llama “Escuelas Sustentables”. La idea era en principio reciclar los pozos negros para generar un sistema de riego de huertas orgánicas.
Es increíble cómo las computadoras cambian la perspectiva de las cosas y hasta la forma de pensar de los alumnos.
Linkeando, igual que en una computadora, un pensamiento lleva a otro, un dato lleva a otro dato, una realidad va llevando a otra realidad.
Como parte de los deberes escolares los niños comenzaron a leer sobre nuevos formas de energía alternativa.
Investigaron la relación entre la energía eléctrica y la mecánica. Cuando empezaron a ver que se podía generar electricidad de nuevas formas, se preguntaron cómo podrían cargar sus computadores sin recurrir a la UTE.
Uno de los padres Javier García, técnico en computación, fue el primero en generarles el desafío. ¿Qué tal si generamos algo a pedal que nos permita generar energía mientras jugamos en la clase?
El problema a solucionar estaba a la vista. La escuela 224 tiene unos 600 alumnos en dos turnos y muy pero muy pocos enchufes.
La comisión de padres se reunió y comenzó el proceso de generar una máquina a tracción humana.
Así se juntaron varios elementos: un asiento de tractor, una bicicleta en desuso, un alternador y batería de un auto abandonado, correa y cables de un lavarropas viejo y la resistencia eléctrica de una cocina.
En general una XO del Plan Ceibal necesita unos 45 minutos de carga.
Los escolares llegaron a la conclusión de que para cargar una computadora necesitaban unas 500 vueltas por minuto, algo imposible si no era con una asistencia mecánica.
Después de algunos intentos, entendieron que necesitaban alternador, batería y una correa para generar los voltios necesarios.
Al pedalear la energía se va acumulando en la batería. Entre juego y juego, colaboran con un sistema sustentable.
Cada paso que dieron en el proceso fue una lección de ciencias, de matemáticas y también de vida.
García cuenta que el encuentro con esa pequeña verdad fue lo suficientemente excitante como para que los niños siguieran recreando nuevos desafíos.
El más inmediato –idea de uno de los alumnos- fue dotar de una caramañola al cargador sustentable. No sea cosa de quedarse sin agua entre pedaleo y pedaleo.
Las fotos de los niños en su nuevo sistema pueden verse en http://www.xosustentable.blogspot.com
Y sí, el Plan Ceibal tiene problemas, como casi todo proyecto de gran alcance.
Hace poco se dio a conocer el número de máquinas que necesitan reparación. Se necesita completar el plan de conectividad y seguir mejorando todavía más los contenidos que se distribuyen en la red.
Por si fuera poco ahora tiene por delante el desafío de su institucionalización más allá de los gobiernos.
En todo caso lo interesante del Ceibal no es sólo la distribución de computadoras.
Ni siquiera el acceso a Internet es lo más resonante.
El factor de mayor impacto del Plan Ceibal es que va a generar ciudadanos más ariscos respecto al discurso oficial.
La esperanza puesta en la brecha digital consiste en generar personas más activas en la solución de los problemas, una deuda pendiente que dejó la escuela post-valeriana en Uruguay.
Los estudiantes de la 224 redoblaron la apuesta después del descubrimiento de la experiencia energético-ambientalista.
Con todo lo aprendido y un montón de nuevos desechos trabajan junto a los padres en la creación de una calesita para el patio de la escuela.
Basándose en los mismos principio físicos, los inventores estiman que el proyecto logrará cargar entre cuatro o cinco computadoras a la vez.
Es un logro mayor tratándose de una verderara serendipia, un evento que mezcla sagacidad y azar en partes casi iguales.
Y todo al mismo precio: generación de energía gratuita mientras s divierten en el recreo.

UN URUGUAYO DE OTRO PLANETA

Un compatriota dirigió el mayor radiotelescopio del mundo y después de ver el comportamiento de otras galaxias se ha permitido reflexionar sobre la estupidez humana. Señales extraterrestres, la existencia de Dios y Mujica presidente mirados por el ojo entrenado de un hincha de Peñarol, nacido en Pocitos, boricua por obra y gracia de las puestas de sol en el Caribe.

POR ANTONIO ÁLVAREZ, ESPECIAL PARA EL OBSERVADOR

En los últimos días las agencias internacionales de noticias dieron cuenta del premio otorgado por el Instituto Americano de Física correspondiente al año 2010.
El reconocimiento recayó en el astrofísico Daniel Altschuler por su contribución a la divulgación de la ciencia a nivel popular.
Durante esos días Altschuler fue comparado con Carl Sagan y con otros investigadores de primer nivel que decidieron desalambrar las tranqueras del conocimiento y poner a las ciencias en el plano de la realidad circundante.
Casi al pasar, esas notas mencionaban que Altschuler nació en Montevideo en 1944 y añadían como información adicional que durante catorce años el homenajeado fue director de Arecibo, el mayor observatorio astronómico del mundo, más conocido popularmente como “La Oreja de la Tierra”.
Altschuler no es el clásico científico encerrado en su mundo de descubrimientos. Pese a haber dedicado más de 30 años al estudio de otras galaxias, es un intelectual con los pies en la tierra, un pensador enciclopédico que escribe con autoridad y soltura sobre consumo, política y medio ambiente.
Se fue del país en los años 70 pero todavía recuerda con emoción su casa de la calle Jaime Zudañez, los paseos por la Plaza Biarritz y los goles de Peñarol relatados por Heber Pinto.
Muy lejos de la Tribuna América, Altschuler se está preparando para un viaje a Hiroshima y Nagasaki junto a su esposa. Ella irá a un encuentro de escritores y poetas por la paz. A él lo espera una conferencia en el Institute of Space and Astronautical Sciences de Japón. Con el mismo entusiasmo que emprende sus viajes estelares, Daniel Roberto Altschuler respondió a las preguntas de El Observador.

Decime qué cosas te recuerdan Uruguay.
Viví en Pocitos. Insólitamente me acuerdo de la dirección: Jaime Zudáñez 2634. Tomaba el 76 para ir a la escuela y corría mi triciclo en la plaza Biarritz, acompañado de mi abuela Dora. Después vivimos en Carrasco cuando las cosas mejoraron económicamente. Comencé a estudiar en el Crandon y luego me mandaron al Liceo Alemán. Mis padres se divorciaron. Cuando mi viejo se fue de Uruguay para Alemania me fui a vivir con mi vieja en el Prado, en la calle Buschental. De joven me hice socio del club Biguá y jugué Tenis. La preparatoria la hice en el IAVA.

Como buen uruguayo soñabas con ser futbolista ¿De qué cuadro sos hincha?
De Peñarol. Era bastante fanático y tenía un disco con los goles cantados por Heber Pinto, “el relator que televisa con la palabra”. Cuando lo escuchaba me emocionaba muchísimo. El gran Roque Gastón Máspoli era mi ídolo.

¿Cómo nació tu interés por la ciencia?
Me acuerdo que de chiquito compraba cristalería de química y botellitas con yodo y azufre y “jugaba” a ser químico en el baño de casa para “deleite” de mis viejos. En ocasiones generaba humaredas muy preocupantes. Me gustaba la geometría y el análisis matemático. En el liceo, el curso de “Cosmografía” lo daba Conrado Schneider, mi querido profesor quien ciertamente me abrió los ojos hacia el Universo.

Eras bueno en matemáticas, pero tenés inclinaciones literarias. ¿Es una falsa dicotomía lo científico y lo humanístico?
Es una falsa dicotomía teórica aunque en la práctica, por ciertos efectos de selección, muchos científicos no se interesan por las humanidades y muchos humanistas no se interesan ni entienden a la ciencia. Ya C.P. Snow en su famosa disertación sobre “las dos culturas” alertó de que esto era un grave problema “de vida o muerte” según él, y estoy de acuerdo, más cuando los gobiernos están poblados por personas de muy poco conocimiento de la ciencia en tiempos en los cuales la ciencia es fundamental para el futuro de la humanidad.

Te fuiste en Uruguay en los años 70. ¿Cómo era tu vida entonces?
En realidad me fui a Estados Unidos en el 64 para estudiar ingeniería con la idea de regresar y construir puentes metafóricos. Y obtuve un grado en Ingeniería en 1969. Pero luego decidí continuar en Física hasta un doctorado. Cuando me gradué en el 1975 me habían “cambiado el país” y yo también había cambiado. Entonces busqué hacia el sur y llegué hasta Puerto Rico, que con su Universidad y el Observatorio de Arecibo me atraían desde un punto de vista de trabajo profesional.

¿Cómo ves tu país de origen desde lejos? ¿Venís a menudo?
Cuando regreso me lleno de emociones que no sabía estaban allí, especialmente cuando camino por un bosque de eucaliptos. Cada 3 o 4 años trato de dar la vuelta. ¡Y lo que más me da placer es encontrar el mismo teléfono debajo de la escalera del mismo bar de mi juventud!

¿De qué te sirvió ser uruguayo cuando te fuiste al exterior?
Haberme criado en el Uruguay de entonces, con lo que resultó ser una muy buena educación, un país de gente culta y bien formada, y la gran fortuna de un grupo de entrañables amigos que se mantienen como los mejores, me dieron cosas que me sirvieron para defenderme en el mundo y nunca o casi nunca sentirme solo. Aprendí cosas que tienen que ver con principios, cosas que reflejan algo que adquirí y llevo dentro, como “mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”, y “con la verdad no ofendo ni temo” aunque entiendo que la de Artigas es “con libertad no ofendo ni temo”. ¡Gran tragedia resultó el que unos cuantos se olvidaran de estas cosas!

Viviste los años 60 y 70 siendo un joven. ¿Te sorprende que un ex guerrillero sea presidente?
Me sorprendió y cuando ocurrió me dio alegría, me dije que somos, a pesar de ese oscuro y triste episodio histórico, un pueblo claro, que entendió que un ex guerrillero puede ser un patriota que busca el bienestar solidario, que los sentimientos pudieron ser nobles y que esos jóvenes guerrilleros eran de lo mejor que el país había parido. Muy por encima de los cobardes torturadores…

Comenzaste estudiando ingeniería y te pasaste a Física. ¿Por qué cambiaste? ¿Qué te dio la física que la ingeniería no te estaba dando?
Bueno, aunque hay solapamientos, la ingeniería es una especie de ciencia aplicada, y con el tiempo me comencé a interesar más en el por qué de las cosas y no por su utilidad. Quería entender de dónde salían muchas de las reglas y fórmulas aplicadas a la práctica de la ingeniería más que cómo aplicarlas. Eso me llevó a la idea de estudiar Física teórica. Pero luego me interesé por las cosas de grandes escalas del Universo, la Astronomía, y concluí con una tesis trabajando en el Observatorio Nacional de Radioastronomía en Virginia (NRAO) dedicada a la polarización de las ondas de radio provenientes de los cuásares y su variabilidad y así llegué a la radioastronomía.

¿Deberíamos tener más ciencia en los planes de estudio? ¿Para qué?
Claro que sí. Es la materia más importante en todos los sentidos, tanto del punto de vista intelectual como del pragmático. No es tanto el contenido específico de alguna ciencia, sino el temperamento científico, el juicio crítico, las metodologías que permiten discernir lo que es de lo que no es. Eso es fundamental y sin eso volveremos a quemar brujas y herejes.

Leí un comentario tuyo que me atrapó: “La filosofía clásica pierde sentido si uno no le hace caso a la física». ¿Qué quisiste decir con esta frase?
Lo que quiero decir es que cualquier consideración filosófica no puede ignorar el conocimiento que hemos adquirido del mundo y de nosotros. No tiene sentido pretender entender algo acerca de nuestro origen, sin considerar lo que nos dice la evolución biológica, o entender cómo pensamos sin conocer lo que nos dice la neurología del cerebro. Una filosofía que no considere lo que sabemos de las estrellas, de los planetas, de la vida, y de la mente, será una filosofía manca. No es posible separar problemas metafísicos y epistemológicos, de aquello que estamos aprendiendo acerca del funcionamiento del cerebro.

¿Cómo recalaste en el Observatorio de Arecibo?
Yo trabajaba en la Universidad de Puerto Rico (UPR) y realizaba trabajos de investigación con Arecibo. Un buen día me preguntaron si acaso me interesaría pasar un año trabajando con ellos como sub-director, encargado de la programación del telescopio. Al final estuve allí 17 años, 13 como director. Hace unos años volví a UPR.

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¿Somos «Hijos de las estrellas»? ¿Por qué titulaste así tu libro más conocido y tu blog personal? (www.hijosdelasestrellas.com)

Es que si no fuera por las estrellas que producen, a partir de Hidrógeno, todo el resto de los elementos químicos, en particular los que son importantes para la biología, no estaríamos aquí para contarlo.

En muchas notas sobre vos hacen mucho hincapié en que sos un hombre que mira hacia el espacio exterior, pero el fruto de tus investigaciones te lleva a escribir mucho «con los pies en la tierra». ¿Sentís que es una paradoja o es parte de una misma cosa?
Es parte necesaria de la misma cosa. Es necesario tener perspectiva para apreciar lo que realmente pasa aquí. ¡Qué mejor lugar para obtenerla que yéndose a otro planeta y mirar al nuestro desde allí, para darse cuenta de lo ridículo y patético que somos!
De eso se tratan algunos de los temas contenidos en mi último libro: “Extraterrestres, humanos, dioses y estrellas”, editado por Equipo Sirius – Madrid.

PESIMISMO BIEN INFORMADO

Al científico le apena que muchos de sus libros no se conozcan en Uruguay. A propósito de “Extraterrestres…”, Eduardo Galeano escribió en el prólogo una buena reseña del polifacético Altschuler: “El autor es pariente del cielo, por parte del Sol, y pariente de la Tierra, por parte de una celulita anónima que vivió hace tres mil quinientos millones de años. Desde su observatorio astronómico, él mira hacia arriba, hacia abajo y a los costados, y así va espiando los pasos de sus dos familias. En este libro, nos invita a compartir lo que ve. Vale la pena hacerle caso: este científico raro escribe con buena música, letra clara y sentido del humor. Se agradece”.
Esta familiaridad con el espacio exterior le ha servido para practicar un pesimismo militante respecto a futuro de la humanidad del cual hace gala en mucho en sus ensayos públicos.
Sin embargo, ese pesimismo con causa convive con el amor por la vida. Le permite, por ejemplo, disfrutar de una puesta de sol por partida doble: porque sí nomás, por la pura belleza (como a todos) y también porque sabe valorar los principios físicos que están en juego en el horizonte, y que permiten ese momento tan particular de recogimiento.
“Soy pesimista”, dice Altschuler tomándole el gusto a la contradicción, “pero en el último año planté siete árboles en mi casa”.
Él dice poder explicar esta supuesta contradicción existencial: Si, soy pesimista, o realista. O como dijo Benedetti, creo: un pesimista es un optimista bien informado. Pero basta mirar los problemas básicos del planeta y los humanos para darse cuenta que no vamos por buen camino. Por eso justo la importancia de pensar en el camino a seguir con la mente y no con los pies, o con lo que sea que piensan muchos de los políticos que conocemos. Plantar árboles es un acto positivo, optimista, ya que al menos uno piensa que llegará a disfrutar de sus frutos. Bueno, no creo que saber escribir música y teoría musical en algo te quite el disfrute de un concierto, pero en ocasiones lo exalta, cuando algo interesante al oído también te permite entender cómo surge o que hay por detrás. De igual manera, disfruto del arco iris por su belleza pero agregar el conocimiento de lo que es, del porqué del orden de sus colores y las condiciones para que aparezca agrega al disfrute, que efectivamente es por partida doble”.

Yo creo conocer tu respuesta pero te lo tengo que preguntar: ¿Tenés constancia de que exista algún tipo de vida extraterrestre?
ENE –O. ¡No! Y eso que en Arecibo se ha intentado interceptar alguna comunicación extraterrestre. No tuvimos éxito.

¿Es «justo» que estemos solos en el mundo?
Supongo que no se trata de justicia pero sería ridículo y soberbio de nuestra parte, o sea nada nuevo, pensar que este universo no parió nada más. También pensamos que éramos el centro del Universo, el centro de la Galaxia o al menos la galaxia del centro, y cada vez aprendimos que no era así, que no somos el centro de nada, ni especiales para nada. Este “principio de mediocridad” lleva a la idea de que no somos los únicos. Pero es una postura filosófica, podría también pensarse que somos una aberración extrema sin repetición, lo cual nos pondría en una situación aun más trágica de la que ocupamos. Claro que si no estamos solos tampoco estamos ahí al lado de otros, y claro también que los vecinos lejanos se asemejarían a nosotros como nosotros a una silla.

¿Es incompatible la idea de Dios después de ver cómo funciona el universo? ¿O es que la pequeñez nuestra es tan grande que necesitamos depositar lo que no podemos explicar en ese lugar?
Una de las ideas que nos hacen obsoletos -en las palabras de Günther Anders- es la idea de un Dios, o varios, y todos los cuentos de hadas asociados con esta antigua idea. Es entendible que los humanos creyeran estas cosas hace 3000 años, hace 2000, hace mil años, cuando sabíamos tan poco, pero hoy es una idea obsoleta y en general dañina, sin sentido, contradictoria. Menos respetable aun son todos los predicadores, apóstoles y papas que viven de la credulidad de la gente y en nombre de Dios se permiten todo tipo de actos miserables. Dios no nos perdonará nuestra estupidez.

1. UN HOMBRE CULTO

Daniel Altschuler está casado en segundas nupcias con Celia, nacida en Puerto Rico. Entre los dos tienen un hijo y dos hijas mayores de primeros matrimonios. Y además tienen en común además una hija, dos perros y dos gatos.

Hijo de inmigrantes que huyeron del Holocausto, se crió hablando alemán en su casa y español en la calle.

Su doctorado en Física lo completó en la Universidad de Brandeis en Massachussets luego de lo cual hizo estudios posgraduados en la Universidad de Maryland.

En el 1981 fue nombrado catedrático en el Departamento de Física de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, y en 1991 fue nombrado director del Observatorio de Arecibo cargo que ocupó hasta el 2003.

Fundó y dirigió la Oficina de Divulgación Científica del Observatorio por tres años. Bajo su dirección se construyó en el Observatorio un museo, que ha sido visitado por más de un millón de personas. En el 2005 fue nombrado presidente de al sección de Ciencias del Ateneo Puertorriqueño. En el 2006 ocupó la cátedra UNESCO del patronato Sur Norte de la Universidad de Valencia.

Su obra “Hijos de las Estrellas“, publicada por Akal (Madrid) y por Cambridge University Press fue traducida a varios idiomas. Es coautor de la obra “Ciencia, Pseudociencia y Educación” escrita junto con Joaquín Medín y Edwin Núñez, publicada en el 2004 (segunda edición 2007) por Ediciones Callejón de Puerto Rico. Su más reciente libro “Mokita en blanco y negro“, editado por Foca (Madrid) ha sido muy bien acogido por la crítica.

En alguno de sus libros el autor se definió así “He estudiado mucho, aprendido alguna que otra cosa y olvidado casi todo, lo que es equivalente a decir que soy culto”

2. JAMES BOND, CUÁSARES Y UN
MONUMENTO A LA CURIOSIDAD

La participación de Altschuler como director del Observatorio de Arecibo (1991-2003) fue decisiva para que el Instituto Americano de Física le diera el premio correspondiente a 2010.
“El Observatorio como instrumento científico es insuperable, un radar planetario único, una sensibilidad también única, resultado del gran tamaño de su reflector primario. Es un monumento a la curiosidad humana”, define el científico uruguayo.
Entre otras curiosidades, el imponente observatorio –de 10.000 pies cuadrados- sirvió no sólo a la ciencia astrofísica, sino también a otro tipo de estrellas: las que viven de Hollywood. Los ingeniosos productores de cine encontraron futurismo real y glamour en la locación portorriqueña.
“En el observatorio se filmaron Goldeneye de la serie Bond y también Contact. Ver la filmación fue tan divertido como observar cómo se seca la pintura de una pared”, ironiza Altschuler.
Entre película y película, trabajó sobre variabilidad de cuásares y núcleos activos de galaxias. Luego se interesó por el hidrógeno neutro.
Curiosamente, el premio del Instituto Americano de Física adquirió más valor afuera que adentro de la comunidad científica. Tuvo más que ver con el instinto popular que con sus consagrados trabajos astronómicos.
Altschuler lo recuerda así: “Cuando me incorporé al Observatorio me di cuenta que era una isla dentro de la isla. Los que trabajaban allí poco interés tenían en la gente, y la gente no entendía mucho de lo que allí pasaba. Así propuse la idea de crear un museo para los visitantes. Al principio los de adentro se opusieron: que cuanto iba a costar, que iba a ser una distracción, que no era nuestra función, etcétera. Al fin y al cabo me nombraron director y hice lo que pensé era correcto y propio. Buscamos fondos externos para sufragar los trabajos que ascendieron a unos tres millones de dólares. Ahora hasta me dan un premio por eso, y los que se opusieron me felicitan…apretando los dientes, claro”.
El resultado de este esfuerzo tiene un resultado mensurable, como le gusta a los científicos: todos los años más de 100.000 visitantes pasan por el auditorio “Angel Ramos” del Centro Nacional de Astronomía e Ionosfera (NAIC)

3. DICCIONARIO ESPAÑOL-GALÁCTICO

HIDRÓGENO NEUTRO. Átomos de hidrógeno en el medio entre las estrellas en las galaxias que por naturaleza emiten radiación que se puede detectar con el instrumento de Arecibo

PÚLSAR. Los pulsares son las tumbas que marcan lo que una vez fue una estrella de gran masa. Al morir en un estallido supernova lo que queda es un centro de altísima densidad en rotación que emite dos haces de radiación. Al girar el pulsar (una estrella de neutrones), al igual que la luz de un faro, recibimos pulsos de radiación, cada fracción de segundo.

CUÁSAR. Es una fuente astronómica de energía electromagnética, incluyendo radiofrecuencias y luz visible. Se cree que son núcleos activos de galaxias jóvenes

4. NO ME VENGAN CON LA ASTROLOGÍA

¿Cómo preguntarle a un astrónomo sobre astrología sin irritarlo? ¿La vida de las personas se rige por el movimiento de los astros?
Altscuhler responde por su propia experiencia con más allá de la atmósfera terrestre:
«Simplemente -dice-no hay forma que pueda haber una “influencia astrológica” sobre nosotros y que pueda hacer una diferencia sobre nuestra personalidad y destino dependiendo de la posición del Sol y los planeta al momento del nacimiento, momento que además no es un momento. En cualquier relación de causa y efecto, si la causa no cambia el efecto tiene que ser el mismo. Todas las estrellas son la misma cosa: gigantescas esferas de gas (mayormente hidrógeno y helio). Difieren unas de las otras en la cantidad de gas – su masa – que determina la luminosidad. De lo anterior podemos concluir que si las estrellas tienen un “efecto astrológico” entonces todas lo tienen, aunque podríamos esperar que para unas fuera más intenso que para otras.
Por otro lado, si tuviéramos un millón de estrellas en un cierto sitio y un millón en otro sitio, de tal forma que estadísticamente no se diferenciaran en nada (del mismo modo que no hay diferencias entre dos grupos de mil personas escogidas al azar de una población), entonces el “efecto astrológico” de los dos grupos de un millón de estrellas debe ser idéntico.
Ahora, ¿Cuál es la diferencia cuando el Sol se encuentra en Tauro o cuando se encuentra en Virgo? La única diferencia es que las millones de estrellas en la dirección de Tauro son otras que las millones en la dirección de Virgo, pero no hay otra diferencia, no difieren en su distribución espacial ni en sus propiedades globales o individuales. Y si no hay una diferencia entonces tampoco pueden tener un “efecto astrológico” que afecte de manera diferente los rasgos de personalidad o el destino de personas que hayan nacido cuando el Sol se encontraba frente a Tauro o frente a Virgo.

Las dos verdades sobre Botnia

Para el principal referente técnico de Gualeguaychú, el bioquímico Carlos Goldaracena, los impactos negativos de Botnia se verán en diez años.

El asesor del gobierno uruguayo, ingeniero Cyro Crocce, dice los niveles de emisión de la planta están 50.000 veces por debajo de los índices permitidos por los estándares internacionales para asegurar la salud de la población, así como la fauna y flora local.

Este es el verdadero debate detrás del conflicto político entre Uruguay y Argentina.

 POR ANTONIO ÁLVAREZ, ESPECIAL PARA EL OBSERVADOR

1. BOTNIA CONTAMINA  

Para la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, los efectos de Botnia (hoy UPM) recién comenzarán a verse en la próxima década, cuando el daño sea permanente e irrecuperable. Lo dice el bioquímico Carlos Goldaracena, principal referente técnico del movimiento social que realiza el corte de ruta en arroyo Verde. Para Goldaracena, los datos de Botnia son concluyentes en cuanto a los vertidos problemáticos. Y destaca tres: 600 kilogramos de nitrógeno, 60 de fósforo y 450 de compuestos orgánicos halogenados. “Los tres afectan seriamente la salud”, dice. El río Uruguay no podría manejar esta carga extra de una pastera con un volumen mayor a la producción de todas las fábricas que existen en Argentina.

“Las 10 plantas que hay en Argentina producen juntas 600.000 toneladas de pasta de celulosa. Botnia produce más de un millón y está anunciando una producción de tres millones anuales para los próximos años”, dice el vocero. «Solo hay cuatro plantas en el mundo como Botnia. El río Uruguay no tiene el volumen para soportarla”, agrega.

Según Goldaracena, el lado argentino resultó especialmente afectado por la ex Botnia. Todos coinciden en que las emisiones atmosféricas llegan a los 60 kilómetros. Gualeguaychú –situada a 27 kilómetros de la costa– y el balneario Ñandubaysal ya sintieron los primeros efectos.

El experto cree que el método Kraft, empleado por Botnia para la fabricación de pasta de celulosa (con dióxido de cloro) es altamente contaminante, especialmente en una locación como Fray Bentos. “Es la primera pastera de este porte que vuelca sus desechos en un río. El Uruguay es un río muy particular, de bajo volumen, que presenta un fenómeno a tener en cuenta: 100 días al año corre hacia el norte, y no hacia el Río de la Plata. O sea, impediría el drenaje de los efluentes hacia el Río de la Plata”.

La asamblea de Gualeguaychú cita como prueba un estudio de la Universidad estatal uruguaya, y la carta abierta de 50 científicos que alertaron sobre los peligros de las pasteras. Goldaracena coincide con estos diagnósticos y agrega que los efectos en el río se verán a partir del quinto año y sobre la salud de las personas en 10 años o más.

Para Gualeguaychú, las autoridades ambientales uruguayas fueron algo más que permisivas con Botnia al habilitar su instalación en el más inconveniente de los cuatro lugares establecidos a priori.

En la versión de los asambleístas, hubo planes de instalar la pastera en Río Negro, Colonia y Rocha.

Goldaracena cree que La Paloma hubiera sido un mejor lugar, pese a que el agua salada necesita de procesos especiales, lo que encarecería la producción. “Es una prueba que las pasteras contaminan y dan mala imagen. El gobierno uruguayo desestimó La Paloma pensando en el turismo de Punta del Este”, sostiene Goldaracena.

La asamblea ambiental no ha podido desarrollar estudios propios sobre las emisiones de Botnia. Se basa en los análisis de la Dinama uruguaya, y en los antecedentes llevados a cabo por la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU). Uno de los principales asesores de Gualeguaychú fue el representante argentino ante CARU, Elías Mata, quien fue gerente de varias pasteras.

El único análisis propio que se pudo desarrollar es el de una mancha aparecida en el río en febrero de 2009. De acuerdo a Goldaracena, además de algas presentaba componentes químicos: nonilfenoles e hidrocarburos. Para el experto eso fue ratificado por un informe de noviembre de 2009 realizado por el Laboratorio de Química de la Universidad de La Plata, que arrojó pruebas de que la planta emite nonilfenol en el río. El nonilfenol es una sustancia prohibida en Europa desde 2005, dado que “está comprobado que en altas dosis puede alterar el sistema hormonal de mamíferos y peces”.

Goldaracena dice que medir parámetros en forma disociada aplazará una toma de conciencia sobre los perjuicios para la salud por parte de la ex planta de Botnia.

Según él, ya existen pruebas de que el río sobre Fray Bentos presenta cinco veces más cantidades de dioxinas y furanos –componentes clorados que en situaciones extremas son causantes de cáncer– que frente a las costas de Concepción del Uruguay.

“Botnia hablaba de cantidades no detectables. No detectables es una afirmación poco científica. No detectable depende del método de medición”, opina el bioquímico.

Dice que el daño comienza a ser irreversible ya que se trata de materiales que “se van bioacumulando”. “Botnia dice que no iba a producir dioxina, pero al mismo tiempo la Dinama le autoriza emisiones de 160 miligramos diarios. Ya se han encontrado estos materiales en sábalos y en otros peces”, explica.

A los asambleístas les preocupa el material particulado –metales pesados, compuestos orgánicos clorados– que llega desde la planta. Las condiciones atmosféricas de la zona indican que 40% de esas emisiones caen sobre la ciudad.

Los episodios de olor se registran una o dos veces por mes y no siempre llegan hasta Gualeguaychú, aunque allí recuerdan el 26 de enero de 2008, cuando unas 500 personas fueron atendidas por los servicios médicos locales por reacciones alérgicas y ardor en las vías respiratorias.

   
Perfil del referente científico

Carlos Goldaracena es bioquímico. Es profesor de la cátedra de Toxicología Aplicada de la Universidad Nacional de Entre Ríos y profesor en la Licenciatura de Gestión Ambiental en la Universidad Autónoma de Entre Ríos.
Es el primer referente técnico de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú. Se incorporó al equipo de trabajo del movimiento poco tiempo antes de que Botnia comenzara a construir la planta en 2005.Goldaracena participó en la recopilación de las pruebas contra Botnia, y realizó estudios de impactos económicos y naturales en la región a causa de la actividad de la pastera.
   
No al control compartido

Goldaracena no cree posible un control ambiental conjunto entre Argentina y Uruguay por la acción de Botnia. “Yo voy a hacer un planteo concreto en las asambleas. No creo que sea la solución si partimos de la base de que la planta va a causar un daño irreparable al río Uruguay y a la vida de todos nosotros. ¿Qué vamos a controlar? ¿Lo malo que se esté haciendo? No quiero que eso pese en mi conciencia”.

¿29 casos de cáncer al año?

Los ambientalistas de Gualeguaychú suelen nombrar seguido al investigador chileno Leonidas Carrasco Letelier, quien trabaja en la Universidad pública uruguaya y es autor de un trabajo que aún hoy es considerado una biblia en Gualeguaychú.
Goldaracena menciona proyecciones realizadas por el bioquímico chileno en base a modelos matemáticos. Según el trabajo, una población de 80.000 habitantes –como Gualeguaychú– podría sufrir 29 casos adicionales de cáncer al año.
El estudio era un ejercicio en un curso de la Facultad de Ciencias. Pero los datos fueron objeto de correcciones por parte del grado cinco de la Facultad de Química, Oscar Ventura. El propio Carrasco reconoció los errores en el rango de algunas variables. Para entonces la información estaba en Internet y las correcciones quedaron sepultadas debajo de anuncios alarmistas.
   
¿Y por casa cómo andamos?

El bioquímico Carlos Goldaracena reconoce que Argentina tiene sus problemas con las pasteras de Misiones que son contaminantes.
“No estamos negando este problema. Pero no podemos mirar estas plantas de pasta de celulosa con los mismos ojos que a Botnia. Estas plantas tiene más de 30 años, y son anteriores a las nuevas tecnologías”, explica Goldaracena.
“Son pasteras de 100.000 toneladas y el Paraná es mucho más caudaloso que el Uruguay. No caben las comparaciones. Es cierto, es un desastre, pero es un desastre distinto al que va a causar Botnia”.
Los agroquímicos son un problema en Entre Ríos y la comunidad mantiene diferencias con la gestión ambiental en el parque industrial de Gualeguaychú.
Óscar Ventura, especialista de la Facultad de Química de la Universidad de la República, denunció que las industrias en Gualeguaychú tienen emisiones 900 veces más grandes que Botnia. Ventura se basó en un informe secreto de “saneamiento de la cuenca del río Gualeguaychú”, del laboratorio de control ambiental de Concepción del Uruguay.
Allí se demuestra que las emisiones de DBO (demanda biológica de oxígeno) de las plantas del parque industrial son 10 veces superiores en masa a las que efectúa la planta de Botnia.

2. BOTNIA NO CONTAMINA

«El río Uruguay ni siquiera registra la actividad de Botnia durante estos dos años y medio. Es como si no hubiera estado ahí”. Las expresiones pertenecen al ingeniero químico Cyro Crocce, principal referente de la Dinama
Crocce estuvo desde el principio en el complejo monitoreo de Botnia, el cual comenzó un año antes de la construcción de la fábrica. Estos datos constituyeron la línea de base sobre la cual se comparan los actuales niveles de emisión.

Estos estudios se realizan on line sobre la base de colocación de sensores en lugares estratégicos como la chimenea, o la entrada del emisor subacuático. Desde allí parte la información compartida a las computadoras de Dinama y de la empresa.

¿Qué se mide? Los estudios involucran el agua superficial y profunda del río Uruguay, que sobre Fray Bentos alcanza los 14 metros. También se analiza la biota terrestre y acuática, las emisiones de aire, del suelo, y se tienen en cuenta los aspectos sociales.

Cada indicador tiene sus períodos de análisis. En la etapa pre-operativa, los análisis de agua se realizaban todos los meses. Ahora las tomas se llevan a cabo cada dos meses. El monitoreo de sedimento es cada cuatro meses y el de biota (fauna y flora) es anual

“Botnia definitivamente no contamina”, asegura Crocce. Pero los asambleístas de Gualeguaychú dicen que Botnia contamina.

En el corte de ruta de arroyo Verde se puede leer un cartel que establece un cóctel que, dicho del modo siguiente, parece mortal.

La versión de Gualeguaychú: “Botnia nos contamina diariamente con 60 kg de fósforo; 86 kg de compuestos clorados; 190 kg de compuestos reducidos de azufre; 430 kg de compuestos orgánicos clorados (dioxinas, furanos, etcétera.); 600 kg de nitrógeno; 924 kg de dióxido de azufre; 1.037 kg de material particulado; 2.000 kg de demanda bioquímica de oxígeno; 2.590 kg de emisiones volátiles; 2.900 kg de sólidos en suspensión; 3.364 kg de óxido de nitrógeno; 4.838.000 kg de gases de efecto invernadero; 43.000 kg de demanda química de oxígeno”.

El asesor de Dinama no parece sorprendido por las cifras.

“Tiene una forma de presentación muy tremendista, pero no lo es. Tendría que chequear las cifras, pero no es un disparate. Se podría presentar una cosa parecida sobre las panaderías de Gualeguaychú o sobre las emisiones de transporte colectivo. No es información falsa, pero induce a error”.

Crocce explica que las cifras no explican nada en sí mismas. Son parámetros de medición que hay que compararlos con los valores permitidos por ley.

“Si me pregunta si hay contaminación, definitivamente no. ¿Hay modificación del medio ambiente? Es obvio que sí. Pero es inmedible. Y aunque fuera medible podría decir que no contamina. Contaminación no es la palabra. La palabra es impacto. Hay parámetros básicos y sobre ellos se mide si el impacto es positivo o negativo”, señala.

Agua a 30 grados. Crocce pone el ejemplo del impacto del fósforo en el río. Gualeguaychú denuncia 60 kilos de fósforo vertidos por Botnia al día, cuando en el río Uruguay pasan por un mismo punto miles de kilos de fósforo. Inclusive la variación puede ser de miles entre una jornada y otra. “El fósforo se usa para los fertilizantes y en algunos pesticidas. Pero no es un tóxico en sí mismo. Es sí un indicador de actividad orgánica”.

Sobre los gases de efecto invernadero, Crocce quiere hacer una precisión: “Botnia tiene bonos de carbono negociables. Es decir, que debe atrapar más gases de los que emite. El dióxido de carbono va a los árboles, los árboles van hacia la planta de Botnia; en Botnia la mitad del árbol es para papel y la otra mitad va a la caldera, desde donde se emite nuevamente como dióxido de carbono”.

Algunas cifras denunciadas están bien, pero se explican solas. Botnia utiliza 1.000 litros por segundo y es correcto, según Dinama. Lo que sucede es que el caudal medio del río Uruguay a esa altura es de 5 millones de litros por segundo. “Y además Botnia usa 1.000 pero devuelve 860. La diferencia se evapora”, agrega.

El técnico de Dinama descarta que la actividad de la fábrica haya matado la flora y fauna circundante. Según él, no es cierto que el calentamiento del agua por acción de la papelera cambie el medio ambiente. Hasta el momento la empresa cumplió los objetivos de no generar temperaturas superiores a los 30 grados centígrados.

Los estudios sobre la salud de la población tomaron en cuenta los fenómenos atmosféricos en la zona (dirección de vientos, radiación solar, etcétera) para analizar lo que iba a pasar cuando hubiera emisiones. Según los últimos estudios, los niveles están muy por debajo del primer umbral de afectación que establece la Organización Mundial de la Salud. Esto supone alergias, rinitis y problemas de salud atribuibles a las emisiones.

Para Dinama la experiencia de Botnia salvó con honores este examen. Los valores de afectación a la salud están 50.000 veces más bajos que los parámetros internacionales, asegura Crocce. Los episodios mensuales de olor tampoco fueron un problema: “En este período no sobrepasaron las 20 horas al año, que era el parámetro que nos habíamos propuesto”.
   
.La verdad y la mutación de los rotíferos

Cyro Crocce es ingeniero químico y participó de las sesiones de La Haya como asesor del estamento técnico de la delegación uruguaya conformada también por un grupo político y diplomático.
Reconoce que cuando era un estudiante nunca imaginó que iba a terminar metido en semejante litigio internacional.

“Para los científicos la verdad es una sola. Pero en los tribunales como La Haya, la verdad es mucho más compleja. Y hasta se admite que el otro haya dicho cosas que no son ciertas para destrabar una situación. Realmente es un aprendizaje”, cuenta.

“Tuve que estudiar de todo, desde geología hasta logística. Y se lo debo a Gualeguaychú”, apunta Crocce con apenas un dejo de ironía.

Cuando le preguntan cuál es su mayor desafío, no pierde el humor. Durante los preparativos para la cumbre, tuvo que meterse de lleno en la apasionante mutación de los rotíferos del río Uruguay. Según Argentina, estos microorganismos eran una prueba contundente de la acción contaminante de Botnia.

 «Hay lugar para una papelera más»  
Crocce, asesor de Dinama, no tiene dudas: hay lugar para una papelera más en el río Uruguay.
“Los estudios se hicieron pensando en dos vertidos, el de Ence y el de Botnia. Por eso es razonable que los estudios estén dando mucho mejor de lo previsto”, explicó el ingeniero.

Crocce se aferra a los estudios que ya se realizaron. En caso de que hubiera nuevos proyectos, Dinama debería reiniciar el ciclo de trabajo que empezó hace seis años cuando comenzaron a solicitarse permisos para la instalación de plantas de celulosa.

“Se estudió la planta de 600.000 toneladas en Mbopicuá y era viable. También lo era la planta de Punta Pereira de un millón de toneladas. Es decir, hay lugar para una planta más en el río Uruguay. Pero si hubiera nuevos emprendimientos, habría que comenzar nuevos estudios”, concluyó.

3. Los datos de UPM-Botnia

Empleados de UPM
En total entran a la planta unas 800 personas por día a brindar un servicio, entre la cadena de producción e ingreso de madera. Se cuentan casi 500 de UPM, Kemira y Andritz que trabajan en producción.
Trabajo en forma indirecta
El empleo generado en forma indirecta comprende a unas 4.000 personas.
Oriundos o de la zona
El 99% de los trabajadores son uruguayos, 78% son del interior y 23% son del departamento de Río Negro.
Responsabilidad social
Los últimos datos de 2009: 54 proyectos llevados adelante, 30.000 personas beneficiadas, 18 proyectos ejecutados en Fray Bentos, 36 proyectos llevados adelante en otras comunidades.
Contribución de Botnia-UPM al PBI uruguayo en estos tres años
Cercano al 2% del PBI.
Control de la empresa por parte de UPM
Desde diciembre de 2009,UPM tiene el 91% de las acciones de UPM Fray Bentos y el 9% pertenece al Grupo Otegui. Asimismo, tiene el 100% de las operaciones de Forestal Oriental

La probabilidad inversa puede curar el cáncer

El uruguayo Daniel Gianola es reconocido en el mundo por sus métodos estadísticos de predicción genética. El científico cuenta de qué se trata la teoría de “probabilidad inversa” en vacunos y por qué empieza a aplicarse en diagnósticos de cáncer en seres humanos. Uruguay acaba de homenajearlo con un doctorado honoris causa.

¿Cómo se puede pasar de la vaca a los saltos epistemológicos? ¿Cómo es posible que un sistema de probabilidades usado para saber si un animal dará mejor carne o leche termine siendo un factor de diagnóstico para el tratamiento de cáncer en seres humanos?

El ingeniero agrónomo uruguayo Daniel Gianola (62)une esos dos cabos en sus cuarenta años de trayectoria, un tiempo en el cual fue sumando matemáticas, más genética ganadera, más selección natural, más filosofía de las ciencias, más lo que él llama con mucha misericordia “aprender a aprender”.

Esta amplitud de intereses dejó ver sus síntomas en la reciente visita de Gianola a Montevideo en tres hechos destacados: la difusión de sus aplicaciones en teoría de la “probabilidad inversa”, un doctorado honoris causa otorgado por la Universidad y su crítica visión sobre el corporativismo en la educación terciaria en Uruguay.

Los tres episodios tienen algo en común más allá de Gianola: la construcción de la excelencia como un modo de conocimiento y la necesidad de romper con viejos paradigmas –por ejemplo, las ciencias como compartimientos estancos- que limitan muchas veces la mirada sobre la verdad.

¿Cómo pasar de la vaca a la búsqueda de la verdad?

La pregunta podría tentar a Gianola, un ingeniero agrónomo considerado una eminencia en el mundo de la genética animal.

Radicado en Estados Unidos desde los años 70, es profesor e investigador de la Universidad de Wisconsin. Allí realizó posgrados y el grueso de su investigación, aunque también trabajó en Portugal, Alemania, Dinamarca, Francia, España y Noruega

Sus trabajos más innovadores y originales destacan desde una perspectiva estadístico-genética. Las ecuaciones de Gianola permiten predecir el valor genético de los reproductores y su impacto en las poblaciones vacunas, un asunto en el que hay muchos millones de dólares en juego.

“Siempre tenemos incertidumbres frente a las causas”, explica el científico. Nosotros observamos efectos y nunca sabemos las causas. La probabilidad inversa invierte el proceso, en vez de decir que las causas producen los efectos nos hacemos la pregunta siguiente: ¿qué nos pueden decir los efectos sobre las causas?”.

En principio. la información resulta indispensable para el productor. Conocer el valor genético significa saber con meses y años de anticipación cuáles ejemplares darán más carne y más leche. En suma, cuáles son los animales del corral a los que hay que apostar, y cuáles son desechables.

El asunto roza el concepto de selección natural en un rango filosófico. De algún modo genera la humana curiosidad de saber cuánto pesa la carga genética y cuánto lo aprendido en la supremacía de unos ejemplares sobre otros.

Hoy es posible tener información sobre 50.000 genes de un vacuno. No son necesariamente genes ligados a la producción pero son marcadores relacionados física y estadísticamente a lo genético.

Se trata de un proceso complejo que Gianola y su equipo lograron desmalezar a partir de un método basado en el registro de producción, en la observación de la genealogía de los animales y en la información proveniente de marcadores moleculares masivos.

“Esos tres tipos de información son usados para construir modelos estadísticos con computadoras, supercomputadoras o con técnicas parecidas a las de Google usamos lo que se llama “inteligencia artificial”, una serie de procedimientos matemáticos que nos permiten aprender sobre el estado de la naturaleza sin necesariamente entenderlo”, afirmó.


CÁLCULOS DE SOBREVIDA

Lo neutro de la probabilidad inversa extiende sus redes hacia otros ámbitos.
Las posibilidades son asombrosas para la medicina altamente personalizada, una rama que estableció su principal camino de viabilidad en la información genómica.

Es un asunto tomó alto perfil en los últimos dos años y ha merecido la atención de la agencia reguladora de medicamentos FDA (Food and Drug Agency).

La probabilidad inversa permite optar entre distintos tipos de tratamiento y hasta estimar las posibilidades de sobrevida del paciente en función de esas decisiones.

Un paciente diagnosticado con un cáncer de próstata en estado T2A con una histología de Gleason de 7 y un PCA de biopsia de un 7.8, podría hoy decidir cuál es mejor de los 25 tratamientos que le ofrece el mercado.

El individuo se hace un escaneo y resulta que el cáncer está localizado. La medicina tradicional contaba con la única herramienta de los análisis clínicos, que brinda información sobre el comportamiento promedio de determinados tratamientos.

Con la información molecular hoy es posible desarrollar modelos de predicción para calcular la mejor probabilidad para el paciente, según cada tratamiento, y fundar la decisión sabiendo cuántos años puede estar el sujeto libre de la enfermedad.

Algunas de las posibilidades que ofrecen las ciencias de la vida ya rozan costados más filosóficos, como saber –por ejemplo- en cuáles regiones genómicas ha actuado la selección natural en animales de la misma rama como el orangután y el chimpancé, en qué se parecen y en qué no.

Las posibilidades son importantes en muchos rubros, no sólo en seres humanos y animales. También son aplicables para la agricultura y la forestación, dice Gianola.

Sobre la base de la inferencia inductiva ya no sólo se deciden tratamientos médicos de alta gama o se detectan las razones de la supervivencia del más apto: también se crea software para detectar spams.

¿Y cómo pasamos de la vaca al correo basura?

Es que probabilidad inversa significa la probabilidad de un suceso condicionado por la ocurrencia de otro suceso.

Los expertos en estadística, tan afectos a las certezas, dirán que es un nuevo cisne negro, o una paradoja más del mundo 2.0, o todo eso junto, quién sabe.

 

 
 
BIOGRAFÍA

Daniel Gianola nació en Montevideo el 16 de mayo de 1947. Es casado y padre de dos hijos, también radicados en Estados Unidos. Es hincha de Nacional y todos los años viene a Uruguay a pasar sus vacaciones.
Actualmente es profesor de Mejoramiento Genético del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Wisconsin – Madison.
Hoy está dedicado 20% a la docencia y 80% a la investigación. Su labor académica ha influido de manera decisiva en el desarrollo mundial de los programas de mejora animal durante los últimos 30 años. Muchos de los métodos que se utilizan hoy de manera rutinaria en los programas de mejora genética animal tienen su origen en el enfoque innovador y original que propuso Gianola, basado en una perspectiva estadística-genética.
Además recibió el premio Mitchell en docencia postgrado en la Universidad de Illinois en el año 1983 y los premios Lush y Rockefeller Prentice en 1989 por excelencia en investigación. En 2007 recibió el premio Alexander von Humboldt de la Fundación Alexander Von Humboldt, Alemania.
El Honoris Causa otorgado por la Facultad de Agronomía es el segundo de toda su historia. No fue el único recibido en el mundo. En 2002 fue distinguido con el Doctorado Honoris Causa en la Universidad Politécnica de Valencia y en 2009 el de la Universidad de Göttingen, Alemania.

Uruguay apuesta a la innovación como «marca país»

El presidente uruguayo Tabaré Vázquez se va con el 80% de aprobación popular. Ese apoyo a su gestión fue en buena medida el causante de la nueva victoria de la izquierda en el poder en las elecciones de octubre y noviembre de 2009.

El traspaso de mando será el 1° de marzo y cuando todavía no han empezado las balances del Gobierno Vázquez a ningún dirigente político de la oposición se le escapa que, más allá de otros aciertos, el jefe de estado saliente deja un tema estrella en la agenda: el horizonte de la innovación como única salida para un país pequeño de 3.4 millones de habitantes y un PBI de apenas 40.000 millones de dólares.

Apretado entre dos gigantes como Argentina y Brasil, la búsqueda de nichos de innovación es palabra santa en los círculos políticos uruguayos desde hace más de 20 años. En ese sentido los faros a seguir son países pequeños que han operado fuertes reconversiones como Irlanda, Finlandia y sobre todo Nueva Zelanda, una nación situada a 35 grados latitud sur, con igual clima y sistema productivo que el Uruguay.

 La reforma del Estado neozelandés –que trajo cambios sociales profundos- es considerado un modelo de aplicación por parte del presidente electo, José Mujica, en un tema que se ha transformado en una de sus confesas prioridades de gobierno.

 Esta preocupación de mostrar al Uruguay como una marca se reitera en casi todos los foros internacionales. Ayer, miércoles 10, Mujica habló para 1.500 empresarios llegados desde distintas partes del mundo y uno de los ejes centrales de su discurso fue instalar a Uruguay como país de innovación.

 En un acto desarrollado en el Hotel Conrad de Punta del Este, balneario de lujo situado a 140 kilómetros de Montevideo, el ex jefe guerrillero de los años 70 –ungido presidente con el 53% de los votos- elogió aspectos del liberalismo político, y para terminar de sorprender a su auditorio llamó a los empresarios a “arriesgar” en Uruguay.

 “La riqueza es hija del circuito de trabajo y de la excelencia”, dijo Mujica “Precisamos gente que se la juegue, hay mucha gente con dinero, pero que no se arriesga, que no invierte”

 Recién en los últimos años Uruguay ha llevado a cabo acciones directas para generar un clima favorable a la ecuación I+D+I (Innovación más desarrollo más investigación), una suma de factores que describe a actividades económicas con valor agregado, y a la difícil interconexión entre el conocimiento académico y  el mundo productivo.

 Un primer paso hacia un cambio en el nuevo modo de entender la realidad fue la creación de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) a fines de 2005.

 No sólo se trata de tener un marco institucional que trascienda los gobiernos. Por primera vez, las ciencias y los agentes de innovación cuentan con un fondo de casi 200 millones de dólares para proyectos concretos en el quinquenio. Este fondo tiene cuatro vías de financiamiento internacional y una contrapartida del gobierno.

 Según el vicepresidente de ANII, Edgardo Rubianes, fue la forma que encontró el gobierno uruguayo para evitar que la Universidad de la República –en donde reviste la mayoría de los investigadores- se  trague el dinero en sueldos. Seis de cada diez pesos (61%) de los 420 millones que invierte la universidad cada año termina en el bolsillo de los funcionarios, y por lo tanto no se vuelva a la actividad educativa y de investigación.

 Esta realidad explica por qué Uruguay ha estado en la retaguardia de la investigación regional.

 En los últimos años la situación mejoró al punto que el país se encuentra en un índice aceptable de investigación científica, un 2.79% del PBI invertidos, similar al de Argentina, aunque un punto porcentual por debajo de Chile.

 La gestión ANII ha tenido que ver con esa mejora. No sólo ha logrado reclutar a más de 1.500 científicos top uruguayos. Estableció además las ocho líneas de producción prioritarias para el país –desde ciencias duras o logística-, pero lo que es más importante aún ha apoyado proyectos públicos y privados por 102 millones de dólares en 2008, tres veces más dinero que en el primer año de actividad de la agencia.

 Otros indicadores de innovación se pueden ver en la fuerte expansión de la industria del software en Uruguay, que produce 450 millones de dólares anuales. Hace diez años era testimonial en la economía nacional, pero hoy representa más de 1.5% del PBI.

 Todavía el I++D es un fenómeno incipiente en Uruguay. Pero sin dudas se nota un cambio de sensibilidad a partir del nuevo manejo de las políticas públicas.

 Ese clima de negocios ha atraído en forma directa e indirecta a importantes jugadores globales en el mundo de la innovación y el desarrollo como la finlandesa Botnia (hoy UPM) o el gigante indio Tata Consultancy Services.

 I + D + Olfato Político

 Cuando se tienen las necesidades básicas satisfechas se puede mirar más allá de los problemas acuciantes. Todo esto explica este avance por configurar un escenario propicio para la innovación en todas sus formas en un país conservador por naturaleza y con más de 250.000 funcionarios públicos aferrados a su inamovilidad.

 Esta necesidad de “cambiar el chip” llega hasta tal punto, que ANII –a pedido del gobierno- realiza en estos momentos una encuesta nacional entre toda la población y a partir de algunos de sus programas comienzan a generarse campañas de bien público destinadas a fomentar la “cultura innovadora” y, sobre todo, al emprendedurismo a través de micro préstamos blandos.

 En otros tiempos hubiera sido un escándalo para la austera sociedad oriental. Pero la  buena performance de la economía uruguaya en los últimos cinco años escondió todas las voces críticas durante la reciente contienda electoral.

  Los números asisten a los publicistas del gobierno: en 2008 el PBI subió 8.3%, casi en términos asiáticos, en tanto que en 2009 la desaceleración que trajo la crisis hipotecaria mundial no evitó un aumento del 2% del volumen neto de actividad.

 Pese a los vencimientos de deuda pública en 2011, la economía uruguaya se prepara para crecer 4.5% este año y el país muestra una desocupación históricamente baja, algo menos del 6.5%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

 Es cierto que el contexto internacional –y especialmente la avidez china por las materias primas- fueron factor determinante de ese viento favorable.

 Pero sin duda, la cintura del gobierno progresista hizo lo suyo, manejó los tiempos políticos a su antojo, desarmando así a una casi inexistente oposición.

 Vázquez tuvo un fuerte dominio de la escena pública y administró con acierto y bajo perfil los disensos internos dentro de una coalición gobernante integrada por 27 partidos políticos de historiografía muy diversa.

 Haciendo gala de pragmatismo y sentido común, la política de regionalismo abierto y su plan antitabaco –que logró bajar en 130.000 el número de fumadores en tres años- son dos señales de identidad que mostraron el poder de convicción del mandatario saliente.

 Casi todos los indicadores pondrían a Tabaré Vázquez, de 70 años, en el camino de una segunda presidencia en el 2014.

 Para muchos politólogos es una posibilidad cierta, dadas las dificultades que tiene el Frente Amplio para hallar candidatos de consenso.

 Y más allá de que Vázquez  se lleva al llano algunas críticas – se le acusa de nepotismo en negocios con Venezuela y de haber aumentado su patrimonio en 180% en estos cinco años-, hay un solo tema en el que casi ningún uruguayo se atreve a la duda: el plan Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en línea”, más conocido por sus siglas como Plan Ceibal.

 Detrás del Ceibal subyacen problemas de fondo en la sociedad uruguaya, que si no se revierten serán fuente de inequidades en las próximas décadas a causa de la brecha educativa entre sectores ricos y pobres.

 Si bien siempre se presenta a Uruguay como un país con mano de obra calificada (uno de cada diez adultos fue a la universidad), la realidad hoy es muy distinta a causa de una generación de jóvenes que no estudian ni trabajan.

 Durante las recientes elecciones, un informe puso su foco en este problema no resuelto. El documento se denomina «Los servicios de cuidado para niños, niñas y adolescentes relativos a la educación en el Uruguay». Su autora,  la socióloga Silvia Santos, asesora del Banco de Previsión Social (BPS), asegura que entre 2004 y 2008 la escuela pública perdió más de 13 mil alumnos.

De cada tres adolescentes pobres uno no estudia y la matrícula de Secundaria cayó en más de 20 mil alumnos entre 2003 y 2007.

 El Plan Ceibal –cuyo nombre refiere a una flor característica del Uruguay- es parte de una estrategia a futuro para mitigar los devastadores efectos de esta tendencia al desinterés y desamparo por parte de los más jóvenes.

 Ceibal ya distribuyó 450.000  computadores portátiles entre escolares uruguayos. El proyecto siguió los lineamientos del reconocido entrepeneur del MIT  (Harvard), Nicholas Negroponte, ideólogo de One Laptop per Child.

 El olfato le dijo al presidente Vázquez que Uruguay debía ser el primer país del mundo en aplicar la metodología y lo hizo a rajatabla. Las proporciones uruguayas jugaban a favor de una buena cobertura en materia de conectividad e infraestructura. Con una inversión relativamente baja -menos de un millón de dólares- el país se convirtió en un caso testigo, que hoy es modelo en otras regiones del mundo.

 Detrás del plan educativo no sólo hay un cambio de paradigma en el modelo de enseñanza. La entrega de una computadora personal trascendió los límites de las aulas. Los estudiantes ya comienzan a dejar de ser sujetos pasivos de la educación para ser activos investigadores de la realidad gracias a las ventajas de Internet.

 Pero sobre todo los laptops cobraron una nueva trascendencia social como elemento igualador, trasladando su influencia al hogar, y en especial a los padres de esos chicos, en un país donde el 38% de los menores de 6 años se desarrollan en familias pobres.

 Los niveles de excelencia del Plan Ceibal son tan altos y su nivel de aprobación popular ha llegado a tales límites que artistas uruguayos de renombre internacional se han acercado para ser parte de su divulgación.

 Uno de ellos es el cantautor Jorge Drexler, famoso entre otras cosas por ser ganador del Oscar a la mejor canción en 2005 por “Al otro lado del río” del film “Diarios de motocicleta”.

 El video-canción de Drexler que homenajea al Plan Ceibal está disponible en Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=wr1DPm7xng0) y de algún modo es la consagración de una idea que apunta a lo global, pero que paradójicamente suena a milonga… paraguaya.